Por Fernando Sánchez Resa.
Este año ha sido para mí un año especial ya que fui amablemente invitado por la dirección de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Safa de Úbeda (Jaén), juntamente con mi esposa, Margarita Latorre García, por mor del intrépido Manuel Molina Martínez (Profesionales 66; en adelante, MMM), para que interviniésemos el 2 de junio en su salón de actos, dándonos libertad absoluta en el tema y con un tiempo limitado que procuramos cumplir. Lo hicimos al alimón y de una forma dialogada, con tal de salirnos del guión establecido normalmente. Como estamos viviendo en Sevilla por circunstancias familiares, tuvimos que decirle no (en un principio) a MMM; mas, al final, ante su insistencia inapelable, hubimos de aceptar y tomar el reto, aprovechando la oportunidad para intentar aportar nuestro grano de arena a esta celebración anual que quiere y debe consolidarse para siempre.
Por ello, solo comentaré (en esta crónica) el acto al que asistí de cabo a rabo; del resto de los acontecimientos, lo imaginaré gracias a lo oído o recabado por amigos, cuyas impresiones de primera mano agradezco.
No tuve la suerte de asistir la tarde del viernes a los actos programados por la organización, pues estaba viajando con mi familia desde Sevilla; pero me cuentan que la conferencia de José María Ruiz Vargas (profesor, doctor y catedrático de Psicología de la Memoria en la Universidad Autónoma de Madrid) estuvo fabulosa, así como su presentación por Domingo Barbero Barrios; y que los encuentros por Úbeda y sus “tabernáculos” fueron del agrado y orgullo de los participantes.
Lo mismo tengo que decir de los entrañables encuentros en ambos patios de la Safa (columnas y exterior) durante la fresca mañana del sábado día 2 de junio, en donde se fueron dando cita, homenajeados, consortes, invitados y público, en general, saludándose y rememorando, con grandes dosis de humor y alegría, el merecido cincuenta aniversario de la salida del colegio de los primeros.
La santa misa, celebrada por don Eusebio Figueroa, antiguo alumno Safa de Villanueva del Arzobispo (Jaén), transcurrió con el recogimiento y las remembranzas apropiadas del escogido ramillete de antiguos alumnos allí presente, recordando cuando se celebraba —matutinamente—, durante el internado… Como hoy en día hay libertad absoluta, los disidentes de esta celebración religiosa que antaño salieron hartos, por tener que hacerlo obligatoriamente, prefirieron esperar o llegar solamente a los actos cívicos o lúdicos programados en este nuevo encuentro anual, saludándose todos a la salida del hermoso templo jesuítico, testigo hierático y fiel con su hermosa fachada, esculpida en piedra, que tantos y tan gratos recuerdos evoca siempre a la memoria individual y colectiva safista.
Después, llegaron las fotos de grupo ante la logia y reja del templo y, luego, delante de la entrada central al colegio (siempre sorteando el maremágnum que allí se formó), para ser inmortalizadas pacientemente por Pepe Aranda, el mejor gurú fotográfico y de medios audiovisuales que la asociación tiene a su disposición, regalando el temple y la profesionalidad que le caracteriza.
Sí noté, como todos, que la asistencia masiva de antiguos alumnos este año era menor que en los anteriores, lo que preocupó a la organización y, especialmente, a su cabeza pensante, Paco Bordés; y que, luego, al cerrar el acto, lo verbalizaría con llanto en los ojos y voz entrecortada. La vida es así de dura y, aunque se siguen poniendo remedios o haciendo inteligentes propuestas para que el personal más joven se vaya incorporando a esta loable organización, sin ánimo de lucro, no acaba de enganchar.
Antes de constituirse la mesa presidencial y de edad, el antiguo profesor laico, don Bernardo López Aparicio, improvisó unas sencillas palabras salidas del corazón, siendo secundado por Gabriel Molina Santisteban, componente de la primera promoción de la Safa de Úbeda, que evocó recuerdos y vivencias primigenias. Después MMM, con su peculiar y elegante verbo, ejerció de locutor-presentador de lujo y fue presentando, con su garbo y desparpajo acostumbrados, a cada uno de los intervinientes. Presentó a la mesa que (de izquierda a derecha, mirando desde el público) estaba formada por los dos personajes ya mencionados: Francisco Alameda López, representante fortuito de la dirección Safa de Úbeda, puesto que María Martínez Urbano, directora del colegio, que era quien estaba programada, no lo pudo hacer por haberse accidentado hacía unos días; Tamara Ordóñez Fernández, la alumna de magisterio actual más joven del Centro Universitario Sagrada Familia de Úbeda; y Francisco Bordés Ruiz (Profesionales 60), promotor y artífice de este movimiento y encuentro asociativo. MMM nos adelantó la siguiente propuesta: el próximo año se darán cita allí dos promociones; las que acabaron oficialía, maestría y magisterio hace 25 y 50 años, respectivamente, con la feliz idea de mejorar el encuentro y la Asociación AA. AA. Safa de Úbeda.