Por José del Moral de la Vega.
La canela es una de esas sustancias que movieron voluntades imperiales, propiciaron aventuras marineras y favorecieron los mayores descubrimientos geográficos desde Marco Polo a Colón.
Ahora, mi amigo el profesor Acuña está obsesionado con las propiedades bioquímicas de la canela, y sin casi darse cuenta, se ha metido en el campo de la historia, y no hace mucho nos ha contado que se han descubierto en las momias egipcias moléculas de “cinamaldehido”, principio activo de la canela, pudiendo ser, según su opinión, el eslabón perdido entre nuestra civilización y el mito del paraíso.