Por Dionisio Rodríguez Mejías.
5.- Un encuentro providencial.
Y una de aquellas tardes, al salir de las Galerías Avenida, nos encontramos. Yo llevaba al niño cogido de la mano, Olga salía con una bolsa y nos encontramos frente a frente. Yo me quedé helado, incapaz de reaccionar. Fue ella la que dio el primer paso y se dirigió a mí con su habitual desenvoltura.