Ficciones

Perfil

Por Mariano Valcárcel González.

Andando por tierras de Almería, leo en prensa provincial cartas al director y artículos de opinión referidos a la nueva serie televisiva, de factura nacional, que una cadena emite, situando la acción en el mar de plástico del levante almeriense.

Todas las opiniones son enfurecidas, ofendidas, discrepantes y muy adversas a la serie. El principal argumento es “que no refleja la realidad” (o la tergiversa).

Convendría hacer la observación de que una serie (y esta también) de ficción no tiene por qué reflejar ninguna realidad; para mostrar realidades están los reportajes y los documentales (y, a veces, se duda de la objetividad que debieran tener). Una ficción es eso, ficción, y puede tener elementos reales en cuanto que son anclajes para el montaje de la historia fingida. Luego viene todo el desarrollo temático según guiones y escenarios elegidos, sobre todo los exteriores, que nos colocan en espacios físicos reales y que, por lo tanto, pueden ser reconocidos, sobre todo por quienes los habitan. Todo obedecerá a la intención de los productores, a los guiones de que se dispongan (elegidos por los productores y directores), a esos mismos directores y al oficio que tengan los actores. De esa conjunción, sale una ficción cómica o dramática, de acción, policíaca, etc., que se nos ofrece como entretenimiento. Y que será buena, regular o mala, independientemente de si refleja o no refleja la realidad.

Nos deberíamos preguntar también lo que el personal entiende por ficción y me temo que no se diferencia entre esta y la realidad, tal que se asume el mundo ficticio que se nos presenta como algo palpable, de existencia real y cierta. Esto se da en el mundo infantil, mas presumo que mentes infantiloides quedan bastantes. Se tragan todo y los que esto saben se aprovechan al cien por cien de tanta credulidad, a fin de manipular las mentes o para crear ambientes de opinión. Para conducir el rebaño.

Escandalizados están en tierras almerienses. ¿Y es para tanto? No, por lo antes descrito (confusión total, o tontal), pero tampoco por supuestas injurias o al uso de clichés negativos hacia estas gentes y tierras.

Vamos, cierto que la generalización es injusta (ni todos los curas son pederastas ni todos los políticos son corruptos), igual que el cliché y el estereotipo; pero el cliché y el estereotipo tienen una base que les dio origen y que los sustenta al igual que a toda leyenda. ¿Lo del destripaterrones que se hace rico con los invernaderos es mentira?, ¿lo del trasiego y consumo de droga es mentira?, ¿lo del garrulo que hace ostentación de su Mercedes-Benz es mentira?, ¿lo de la rusa que trata de mejorar su condición es mentira…? Yo lo veo en tierras almerienses, aunque ‑como escribo‑ ya se hayan convertido en estereotipos deformantes de una realidad más compleja y completa. Los guionistas, sobre todo si la desconocen bien, se agarran a lo más comercial y que pueda dar mejor juego narrativo. Normal.

Hay otra cuestión que también va al hilo de series televisivas. Que me están llegando decepciones y supuestas afrentas desde mi zona ubetense. Me refiero a la que empieza sobre la persona de Carlos I (o V, según desde donde se le cuente). En Úbeda, ya se han alzado voces ofendidas y airadas acerca de la “verdad histórica” de esta producción; en lo que atañe al trato o no trato que se le da al más ilustre paisano de la época carolina, a don Francisco de los Cobos. Parece ser que en esta presentación histórica (o eso se pretende) sencillamente no aparece tal señor.

Mis paisanos, que lo tienen por emblema de todo un poderío habido en esa época (de Cobos y su casta, reflejado en sus palacios principalmente), creen que omitir la presencia de tal personaje es una afrenta a la propia ciudad, aparte de una gran inexactitud histórica. ¡Y que, además, nos causa grave perjuicio porque, a ver con qué argumentos se maneja la importancia de este Francisco de los Cobos, cuando ni se ve ni se le nombra en esa nueva serie! Los que la vean deducirán (precisamente siguiendo el argumentario antes escrito) que este ubetense no fue tan importante como en Úbeda se pretende, por mucho panteón magnífico que se construyera. Y es que los productores deben considerar que el nacional (y ubetense de la baja nobleza) no tiene comparación con otros grandes de la época, máxime si fueren extranjeros. Así somos.

Vuelvo, pues, sobre lo que se nos presenta (ficción o no) y lo que en ello va; lo que se nos quiere comunicar o hacer creer; lo que se nos pone en primer plano y se nos escamotea en el segundo… La manipulación hoy anda por todas partes (tal vez también antes) y se nos hace creer lo que a ciertos grupos, o ciertos intereses, les conviene, que son casi siempre los que detentan el poder. También una serie que se pretende histórica cuenta la historia como conviene a los intereses políticos y económicos, representados en los productores; parece mentira que todavía no estemos vacunados de espanto, que hemos visto muchas producciones hollivudienses pretendidamente históricas, todas con sus limitaciones y recortes (o sus meteduras de pata y anacronismos).

Ficciones más o menos absurdas, más o menos reales, pero ficciones al fin y al cabo. Y no hay nada más.

marianovalcarcel51@gmail.com

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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