Por Dionisio Rodríguez Mejías.
3. “La Merche” y el futbolista.
Mi primera Nochebuena la pasé en el pub Montecarlo de la calle Alcolea. En aquel ambiente, “El Colilla” se movía con increíble desenvoltura: saludaba a todos como si fuera el dueño del local, y no tenía reparos en abrazar a las chicas, susurrándoles al oído alguna ocurrencia de las suyas para que se rieran y le dijeran lo de siempre: «Emilio… no te “passes”». Al principio, pensé que todas aquellas demostraciones le llevarían a algún sitio, pero pronto me acabé convenciendo de que se trataba de simples exhibiciones para mantener su cartel de ligón en el local y llamar la atención de las recién llegadas.