Por Mariano Valcárcel González.
Leo que, en Cuba, la empresa nacional que fabrica artículos de cosmética y perfumería (empresa química, pues), por aquello de renovarse o morir, había ideado unas colonias para hombres con los excelsos nombres, tan varoniles y representativos de lo que debe ser el hombre revolucionario y comprometido, de Ernesto y Hugo. Ni que aclarar que ese Ernesto va por el Che y ese Hugo por el “pajarito” venezolano. Dos iconos.
Pues los gobernantes de la isla, que velan por la ortodoxia revolucionaria, han desautorizado totalmente tal iniciativa e incluso han expedientado a los sujetos responsables tan emprendedores e imaginativos. ¿Razón? Con los símbolos no se juega.