Por Dionisio Rodríguez Mejías.
6.- “Gin-tonics” mezclados con pastillas.
De vez en cuando, soplaba una agradable brisa que subía del mar. Me olvidé de mis problemas, y me sentí protagonista de un sueño maravilloso.
—¿Tomamos algo, antes de volver a la pensión?
—Yo no tengo sed.
Me miró con escepticismo y se echó a reír.
—De verdad; no tengo sed —insistí—.
—Vamos, tonto, que ahora invito yo.
—No puedo aceptar que me invites.
—¿Cómo que no puedes? Lo que no puedes es despreciar mi invitación.