Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.
Cantes y cantaores de Úbeda; flamencos, claro. Es a lo que se refiere el presente escrito de Ramón Quesada. Quizás una faceta un tanto desconocida de Úbeda; quién lo diría de la ciudad del Renacimiento. El plantel de cantaores, que ya es historia, no del todo conocida, y que ya mostraba Ramón en este artículo, formaba parte de lo más selecto del cante jondo. Puedo atestiguar que, uno de los más grandes maestros del cante flamenco, o el que más, Pepe Marchena, cuando quería oír cante güeno, venía a Úbeda a casa de Pérez, “El tabernero”, que tenía el establecimiento a mano derecha del principio de la calle don Juan.