Me conformo al ver sólo tu silueta,
¡oh!, la Sacra Capilla, dibujada,
pues al cielo afluyó la luz rosada
y el azul tan puro a la paleta.
¡Oriente ya levanta por los Cerros!,
con silencio y sigilo de la noche,
y es El Salvador su bello broche,
aunque veamos su contorno negro…
¡La belleza se esparce por la Loma!;
el cielo se engalana y ornamenta
con colores que a la ciudad impregnan
y Úbeda, recatada… al valle asoma.
La paleta, preñada de colores,
al mirar esos bellos miradores.