La niña más dulce…

Esto era una vez…

Una dulce y educada niña que vivía en la mejor época de su vida… Era querida por todos (familiares, profesores, amigas…) y tenía una sensibilidad especial para comprender a los demás (lo que los psicólogos llaman empatía).

Era muy constante y laboriosa, por lo que todo lo que emprendía sabía culminarlo estupendamente… Y, como tanto le atraía el mundo de la música, comenzó sus estudios de flauta travesera por el buen oído musical que poseía…

Su encanto especial le hacía disfrutar de todos los aspectos de la vida; y más, cuando se acercaba el verano, con sus esperadas y merecidas vacaciones; pues el sol, los baños, los juegos y paseos con sus amigas y familiares eran su delicia más preciada…

Y, con su intrínseca sensibilidad emotiva, se fue haciendo mayor, casi sin darse cuenta, y se encontró casada y con hijos que siempre le recordaban su infancia feliz, vivida en su mágico colegio (“La Explanada” o “Sebastián de Córdoba”), donde le habían sembrado la semilla de la felicidad, que durante toda la vida fue recogiendo con creces…

 

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