Gobernamos

09-02-2011.

Así me gustan los gobiernos y los gobernantes. Que gobiernen sin complejos.

Se terminó el tiempo de los “maricomplejines”, que hasta el inventor del término (lengua y mente envenenada tiene) ha tenido que admitirlo. Ahí vamos, por derecho y sin vacilaciones. Y si, además, podemos hacerlo sin los escrúpulos del que ha dicho una cosa y ahora puede decir impunemente otra (o hacerla), pues…

 

Ítem más: si al gobernar procuramos ya desde el inicio contentar, ¡qué digo, contentar!, satisfacer a quienes de nosotros esperaban lo que esperaban sin lugar a dudas, pues todavía muchísimo mejor.

Así que nada, que se deben enterar que acá ha llegado un gobierno a gobernar. Lo que no nos gustó nunca jamás (y que tragamos como veneno), pues lo variamos o, mejor aún, lo eliminamos de un plumazo; tenemos una mayoría abrumadora para lograrlo y no nos deberíamos detener en una miserable apariencia de búsqueda de consenso. Si no quieren seguirnos que no nos sigan, tal que hacíamos nosotros cuando éramos oposición, que no les dejábamos lugar a justificarse con nuestra colaboración. Y, además, hay una fundamental diferencia: que ellos quedaron en una posición muy debilitada, necesarios de arrastrarse y suplicar (y más debilitados por arrastrar ese escrúpulo democrático del acuerdo); y nosotros, ahora, no.

Tiraremos abajo o construiremos lo que nos convenga o convenga a quienes tanto nos apoyaron (que para eso lo hicieron). A los jueces, de los que esperamos el remate y cierre de tanto procedimiento o proceso, ralentizado sabiamente en espera de estos momentos, que nos estorbaba; les dejamos el control total de su consejo, colocaremos (¡ahora sí!) a los que faltan en los grandes tribunales e incluso, si cuela, los ponemos de por vida. Que los curiales estén tranquilos, que se acaba con eso de la ciudadanía de un golpe; que lo que quede se aligerará bastante de esos conceptos marranos que tanto daño hacían a la juventud (se es muy marrano de pensamiento, palabra y obra en este país pecador); incluso habremos de mentir un poquitín más mostrando manuales que no se enseñan; pero está claro que “París bien vale una misa”.

Al hilo de lo anterior, puede que logremos volver al tiempo de Maricastaña, porque ya no se darán píldoras como caramelos, se producirán abortos como liposucciones, se amancebarán manzanas con manzanas, y no peras con manzanas como está mandado y otras pajolerías degeneradas. E incluso del divorcio algo se haría, si no fuese porque muchos y muchas afines a nuestra corriente gobernante ya están metidos de coz y hoz en diversos divorcios (y no es cosa de ponerlo todo patas arriba, aunque les pese a los obispos; que nosotros, de veras, ya nos arrepentimos y pedimos la absolución).

Vamos a meterles mano a los banqueros, en sus sueldecetes, pero sólo a los que hayamos ayudado previamente, porque no es cosa de que se nos vea demasiado la querencia; pero también, ¡y no nos tiembla el pulso!, a los trabajadores, que son más y están más controlados. Y tan contentos todos, porque aquí no protesta nadie. ¿Ven como sí gobernamos?

Por ponernos…, vamos a reformar el Senado… ¿Que lo convertiremos en cámara de representación territorial?, ¿que lo eliminaremos por inservible?, ¡quiá!: que equipararemos sus vetos con los del Congreso, para que se vea que somos paritarios.

Quedan flequillos por ahí que ya iremos recortando; que, ya puestos con las tijeras, somos unos hachas. Pero la cosecha todavía no se ha terminado: que nos queda por tomar Andalucía y, si eso se produce (aparte del descarriado de Asturias), será como guinda en el pastel y hay que esperar sólo unos días. Verán ustedes, verán qué linda transformación vamos a lograr: que lo de aquello denominado “bienio negro” de la República se va a quedar en mantillas.

No nos pregunten, todavía no, lo que vamos a empezar a hacer ya y de inmediata urgencia con los millones de parados que se sufren, porque no sabemos ni contestamos.

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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