Mi presentación del 7º libro de JASA, 3

Juan Antonio, además de escritor es fotógrafo empedernido que quiere abarcarlo todo lo que se refiera a la “Ciudad de los Cerros”, especialmente, si es de Semana Santa y Carnaval, para luego transformarlo en motivos gráficos y escritos destacables y perdurables. Supongo que muchos de ustedes habrán observado que es un antropólogo empedernido que, aunque no haya ido a la universidad reglada, siempre ha estado aprendiendo y empapándose en la mejor escuela (“la de la vida”) con su rol de hijo mayor, padre de familia numerosa, vendedor frente al cambiante y sorpresivo público comprador; y que como otros ínclitos paisanos o asimilados: Mari Carmen Ruiz Ara, Juan Gabriel Barranco Delgado, Adela Tarifa Fernández, etc., nos ha dejado sus obras literarias, históricas y/o costumbristas para goce y disfrute comunitario o individual, sabiendo que hace continuamente su trabajo de campo social y antropológico -como tantos otros antropólogos aficionados o profesionales de otras latitudes del planeta- conviviendo con las tribus o pueblos que estudian o analizan para después poder describir y analizar sus modos y costumbres, con el fin de que sepamos -y nunca olvidemos- de dónde venimos y hacia dónde vamos; puesto que la vida e historia personal y social no es un continuo matemático ni circular ni rectilíneo, sino más bien pendular, sorpresivo e incluso repetitivo, aunque -a veces- ignoremos reiteradamente el siguiente dicho popular: “Nunca se puede decir de esta agua no beberé, ni este cura no es mi padre”.

Como en los tiempos que corremos, casi todo el mundo carece de pudor en contar públicamente intimidades propias y familiares, incluso haciendo novelas, memorias, artículos o libros de relatos y aventuras para intentar obtener pingües beneficios, JASA no iba a ser menos; por eso, nos desvela certeramente, con su sorna, ironía y gracia características, incluso los arrumacos y desplantes que vivió en primera persona y mucho más, sin ánimo de hacerse rico -sino todo lo contrario- con esta publicación.

Es lógico que Juan Antonio Soria Arias fuese galardonado en su día, por partida doble, como “Ubetense Cérrimo”, por la Casa de Úbeda en Madrid. Creo sinceramente que, con este nuevo libro se va a ganar hoy un tercer nombramiento del mismo calibre, concedido por todos los que aquí nos encontramos. Cuando lo lean y escudriñen, van a estar de acuerdo conmigo.

JASA, a su vez, es un actor nato y un “teatralizador” empedernido; lo ha demostrado durante toda su vida, desde que nació hasta el día de hoy en que lo tenemos aquí, todo orgulloso y contento, presentando este libro, ejerciendo como tal, con altas cotas de éxito. Por eso, en su afán de servicio y amor a Úbeda, se ha apuntado a casi todo lo que transpire “ubetensismo”; y como, además, no quiere que el tiempo orille su huella personal en este mundo, ha decidido -desde bien joven- legar a nuestra memoria colectiva, periódicamente, libros en cantidad y calidad loables, como los seis anteriores publicados: “Recuerdos de Carnaval” (1994), firmado junto a su compañero del Cuarteto primero Luis María Jimena; Anuario del “Pregonero del Carnaval” (desde 1995 y durante veinte años dio vida al periódico anual mencionado); “Linajes populares. Apodos y motes ubetenses” (2001); “Más sobre los apodos y motes ubetenses” (2006); “Testigos de la historia. Retratistas y fotógrafos de Úbeda” (2010); “Testigos de la Semana Santa” (2015); “Historia del Carnaval en Úbeda” (2017). Un suma y sigue que no parará hasta que muera…

 

Como este hombre no quiere que se orillen u olviden esos maravillosos tiempos que ha vivido y que ya nunca volverán, ha tomado la pluma y mediante su inventiva natural, con la excusa de contar su vida, nos va relatando los 12 meses de los años 60 del pasado siglo, aunque lo que realmente hace es desvelarnos secretos y vivencias de la vida de un ubetense de a pie, de cualquiera de los componentes de la clase media-baja en la que nos vemos reflejados muchos de sus lectores y conciudadanos. En este libro, va describiendo lo que fue su vida y la de muchos de nuestra generación, con un detalle y puntillismo exacerbado y digno de encomio; pero dotándola de jocosidad y entretenimiento laudables.

JASA entiende de todo, haciéndonos un relato corrido de cómo era nuestra ciudad, por aquel entonces, más pueblo que hoy, en el que la inocencia de un niño con su prodigiosa memoria, sabe construirnos y mostrarnos su propia Mágina, diferente y coincidente, a veces, con la que Muñoz Molina creó. E incluso añadiendo detalles de cinéfilo, pues ilustra la portada de este libro con las antiguas farolas de su calle de aquella época, así como el llamador de su puerta, su firma autógrafa y los seis azulejos de cerámica característica, en la que muchas de las calles de la Úbeda de entonces mostraban su nombre de pila.

Si Miguel de Cervantes pasó por estos lugares y supo plasmar magistralmente dichos y hechos ocurridos en otros tiempos, no iba a ser menos nuestro personaje haciéndonos partícipes de sus entretenidas andanzas infantiles y juveniles. Todo ello con un lenguaje muy particular y autóctono, al que le han llamado ubedí. Son vocablos, al fin y al cabo, producto de la inventiva popular de todos los tiempos, cual si fuesen habladurías verdaderamente de un chiquillo o persona sin demasiada cultura literaria o ilustrada, pero empapada de expresiones o dichos populares sencillos, a veces siendo deformaciones del verdadero vocablo original castellano que nacía por imperfecciones, mal recuerdo o lo que fuese.

JASA transpira nostalgia y melancolía por los cuatro costados, pero aureolados con una alegría y sorna, sumamente características y especiales, fiel reflejo de su propia forma de ser. Nos hace añorar con aquellos tiempos que ya se fueron, sin engaño ni malabarismos, pues va contándonos punto por punto lo que sentía, lo que aprendía, lo que amaba…, de una manera llana, locuaz y audaz, cual si estuviese hablando con el lector frente a frente. ¡Qué buena puntería tenía Juan Antonio cuando tiraba con la escopeta en las casetas de feria y se llevaba todos los regalos! La misma que ha conservado e incrementado en el resto de sus actividades culturales. Y habla mucho y bien de las vacas y de su vaquería trayéndome abundantes y buenos recuerdos y emociones, a veces olvidados en el hondón de mi frágil memoria.

fernandosanchezresa@hotmail.com

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