Éste es su séptimo tomo. Son 352 páginas, a una tinta; 280 impactantes y sorprendentes fotografías; portadas plastificadas con solapas a color y libro que servirán para demostrase a sí mismo -y a todos nosotros- gran parte de lo que fue su vivir por estos recónditos lares andaluces. Contiene -además- muchos pasajes autobiográficos, pudiéndose ver reflejadas sus infancias todos los que nacieran en los años 50, 60 y mediados de los 70, pues nos habla -principalmente- de la Úbeda en los 60, no solo de la calle Fuente de las Risas.
Siempre lo he oído decir que el libro en cuestión era el último que iba a escribir (supongo que a Aurora, su amada esposa, le sonará mucho esa cantinela), pues él lleva el numen de la creación literaria sobre su pueblo, tan adentro y con tanta fuerza e ímpetu, que hasta yo he comprendido -tiempo ha- que es su propia y característica muletilla para adelantar que quiere ser uno de los grandes de la historia de Úbeda, elaborando libros en los que sus sentires y vivencias sirvan a cualquier amable y anónimo lector que desee beber de su hontanar vital costumbrista, que va derramándose, con prodigio y largueza, en el curso del devenir de su particular existencia; y así poder formar parte (Juan Antonio) del cuadro de honor de los epígonos ubetenses más preclaros.
Son tantos los nombres, las situaciones, las anécdotas, las cancioncillas, los dichos, las expresiones ubedíes…, que este volumen constituye un vademécum para curar la tristeza y la nostalgia del momento y para constatar fehacientemente cómo se vivía y disfrutaba de la vida por aquellos años del siglo pasado, en este rinconcito de nuestra alegre Andalucía. Y lo hace de una manera galante, sin molestar a nadie, diciendo siempre la verdad que le viene a su cabeza o memoria, haciendo un trabajo de investigación continuado con personas vivas o fallecidas, poniendo en boca de vecinos, familiares, amigos, conocidos o conciudadanos sus genuinas manifestaciones, dándoles voz para que su discurso nos suene más real y creíble.
Mi doble misión, como prologuista y presentador del libro, me obliga a ser sincero y acertado: JASA se nos hace un niño traviesillo e inteligente declamando, por doquier, cancioncillas y dichos múltiples que por su boca y mano quedan impresos para siempre en este libro, con el fin de que los leamos y podamos revivir aquellos momentos dulces y/o melancólicos de añejos tiempos en los que casi todo estaba por vivir y estrenar para él y los de su generación.
Este libro es un retrato en blanco y negro, y a color también, del vivir cotidiano de nuestra infancia-adolescencia, añorado cada día más por los que somos ya mayores y formamos parte de la senectud ubetense, pues hace renacer en nosotros ese infante y zangalitrón que fuimos. Su lectura le transportará a otros mundos y etapas de la vida, poblando y rescatando antiguas vivencias y aconteceres que le harán rejuvenecer y alcanzar la felicidad, momentánea o retardadamente.
Cada mes del año 60 (JASA) nos trae una breve y enjundiosa introducción para hacernos la boca agua y prepararnos a seguir degustando interesantes recuerdos y apreciaciones sutiles de un castizo escritor que va regando expresiones ubedíes por todo el texto, confundiéndose lo hablado con lo escrito de una manera proverbial. Quizás lo que pretenda este insigne creador sea alcanzar el Guiness de los escritores ubetenses, traspasando la publicación de más de diez hermosos libros sobre Úbeda, dejándolos en herencia a toda la ciudadanía, presente y futura. Gracias a JASA sabremos y podremos valorar, en su justa medida, este significativo lugar de los “Cerros de Úbeda” en el que muchos hollaron sus lares.
Sus páginas están pobladas de personajes populares ubetenses, constituyéndose en los héroes mayores -los auténticos y más cercanos- de nuestra infancia, que hacen revivir y reescribir esa novela personal e irrepetible que cada uno de nosotros llevamos muy adentro. JASA tiene predilección especial por los personajes populares humildes y del pueblo llano, de los que se empapó en su infancia y adolescencia, sabiendo que hoy ya es otro cantar. No quiero dejar pasar la ocasión de dar algunos de sus nombres, como Juanillo “El garbancero”, el Zopo…
Me gustaría referir aquí, también, cómo hemos ido recordando, cantando y disfrutando, mi esposa y yo, la multitud de canciones, sugeridas por los títulos que apunta JASA. ¡Cuántos dulces recuerdos me han traído las antiguas tiendas de barrio o ultramarinos, pues mi familia tuvo una de ellas durante dieciocho años, en las calles Llana de San Nicolás y Santa Isabel!; y todo lo que cuenta JASA es cierto.
Un consejo, si me lo permiten: este libro debe leerse en pequeñas o medianas dosis, pues sentará bien a su ánimo y memoria. También se podrá usar de consulta -obligada o puntual- cuando se pretenda averiguar lo que se cocía por estos “Cerros de Úbeda”, allá en la segunda parte del siglo pasado.
En este ejemplar, también suenan muchas y variadas voces en off, puestas en frases o párrafos en cursiva, para que nos hagamos verdadera idea de lo que se vivió, disfrutó y sufrió en aquellos añorados tiempos. Leyendo pacientemente todos los apartados de este voluminoso libro, me he dado un baño de nostalgia y melancolía que ustedes pueden experimentar si se lo llevan a casa para degustarlo en la intimidad de su hogar.
Al texto le ha imprimido una pátina de inocencia importante, ideada y escrita por una persona versada en el vivir, que no quiere envejecer. Muchos de sus relatos son cuadros costumbristas de nuestra Úbeda del ayer que bien podrían ser firmados por cualquier escritor avezado y afamado, aunque JASA lo haga con un estilo más informal y lúdico, más personal, usando siempre con profusión el ubedí, que otros y anteriores escritores ubetenses pusieron en diccionarios o artículos de las revistas Gavellar e Ibiut, específicos del tema, siempre haciéndose eco de lo escuchado a sus mayores. Es un meritazo dejarlo impreso todo ello, para que la posteridad juzgue su trabajo titánico.
Con este libro, al igual que con los anteriores, JASA pretende ser notario oficial de las costumbres y modos de vivir y hablar del ayer y del hoy ubetense, siempre con su lenguaje cotidiano, adobado de fina ironía, para que el avispado y/o curioso lector quede enterado para siempre.
Las pequeñas biografías de sus padres son un dechado de sinceridad en las que deja transparentar el incondicional amor que les profesaba a ambos, especialmente a su santa madre. ¡Ay, Juan Antonio, cómo nos muestras abiertamente tu complejo de Edipo freudiano!