Mi presentación del 7º libro de JASA, 1

¡Buenas noches!

Ahora que vengo a mi amada Úbeda de turista interesado desde mi Sevilla familiar, resulta que entre los muchos encuentros agradables que me surgen -por cualquier calleja o plazuela- tengo la suerte de toparme con este afamado y apuesto ubetense que, a sus 61 años, es un cotizado galán de nuestra cinéfila y proverbial ciudad; y que no quiere ni debe dejar de ser protagonista continuado de su historia local, en sus diversas vertientes: histriónico carnavalero, fotógrafo empedernido y escritor curtido, pues simplemente quiere ser cronista constante y acertado de las entretelas de nuestra irrepetible ciudad.

En primer lugar, voy a explicar las razones por las que hoy me encuentro aquí. Después haré un exhaustivo estudio de Juan Antonio Soria Arias (más conocido por el acróstico JASA), en esta noche tan especial para Úbeda, amable público que habéis elegido pasar un buen rato y llevarse un regalo tangible y valioso. Por último, analizaré y explicaré el libro que nos ha congregado en este marco incomparable ubetense: “12 MESES DE MI INFANCIA. Úbeda, en los años 60, desde la calle Fuente de las Risas”.

Y es que, en este año, me he encontrado a Juan Antonio dos veces. La primera fue a primeros de febrero, cerca de Carrefour, en la que ya me comunicó que había vuelto de sus incursiones en la Bélgica de sus amores (de Gante, en concreto), en donde tiene descendencia continuada y enternecida -en tercera generación- con la parejita que todo matrimonio va buscando; al igual que en Málaga y Cádiz, en donde residen sus otros dos vástagos, pues los tres, como todo buen hijo de vecino, han debido de emigrar de su tierra natal, para ganarse las habichuelas diarias y algo más, siendo motivo de intercambio generacional súper valioso en nuestra invertebrada España actual. Entonces me anunció que estaba escribiendo un libro sobre los años 60 en Úbeda, referido a la calle Fuente de las Risas y aledaños, que fue donde desarrolló su infancia y adolescencia, sin perder de vista su estancia escolar y formativa en el buque insignia de los jesuitas y la escuela de “perra gorda” de Marialao, dando ya muestras de su valía y poderío en el trato, la espontaneidad y la empatía que le caracterizan hacia sus compañeros y maestros. Y ahí quedó la cosa.

El segundo encuentro fue en la calle Ancha, mientras hablaba con mis primos maternos Pepi y Antonio, siendo un Domingo de Ramos que nunca olvidaré, en esta última y atípica Semana Santa, pasada por agua -por cierto- en su días claves. Entonces, a bocajarro y sin paliativos, me lanzó su resolutoria demanda -que me sonó a oferta de amigo incondicional-: que presentara su libro, allá por noviembre; y que, además, le hiciera también el prólogo. ¡Casi …! Yo, de broma, le dije que cuánto pensaba abonarme por este servicio que me pedía. Él ni me contestó, pues sabía que me siento bien pagado con estar de presentador de este gran libro que ya tienen algunos de ustedes entre sus manos o pronto lo van a adquirir. Ambos teníamos la certeza de que seguiría repitiéndose lo que en anteriores presentaciones había ocurrido: un llenazo total del local en este glorioso auditorio del Hospital de Santiago, que le viene como anillo al dedo, pues JASA tiene mucho mérito y pundonor, ya que como buen artesano y valiente emprendedor pone de su bolsillo el dinero para sufragar la edición correspondiente y, luego, a fondo perdido, va recuperando lo invertido -aunque no siempre-, sin darle demasiado importancia a ello, pues su primer y único objetivo es ofrecer material suficiente y valioso para que el ciudadano ubetense y cualquier lector avispado e interesado por nuestra tierra pueda hacer un ejercicio de inmersión antropológica, no historicista, que le satisfaga sobremanera, proporcionándole conocimiento valioso de lo más genuino de nuestro haber ubedí, especialmente en el tiempo en el que JASA ha dejado su huella imperecedera para que alguien, en un futuro coja este vestigio y sepa cómo se vivía, se disfrutaba, se luchaba…, por la vida en Úbeda. ¡Titánico ejemplo a seguir!

Aunque ahora no estemos en el coso de San Nicasio, valga este esplendoroso auditorio local y esta noche invernal para presentar a nuestro querido amigo y maestro de la investigación antropológica, como preclaro don quijote ubetense, Juan Antonio Soria Arias, que cual maestro torero, empedernido en las lides literarias y carnavaleras de nuestra querida ciudad, ha sabido lidiar espectaculares morlacos al presentar sus anteriores seis libros -de gran envergadura, por cierto- con la valentía y la constancia que le caracterizan, saliendo a hombros (o sea, en olor de multitud) en casi todas ellas, y por la puerta grande, portando -metafóricamente hablando- las dos orejas y el rabo de sus actuaciones teatrales memorables, aunque alguna haya fallado, pues la excepción también sirve para confirmar la regla. Y como este insigne personaje -que hoy nos congrega aquí a todos- no quiere seguir el ejemplo de Dios -que nos relata en el Génesis- cuando se describe que creó al mundo en seis días y al séptimo descansó, ya que Juan Antonio Soria Arias pretende llegar a los dos dígitos, en su creación literaria, emulando a otros amigos Caballeros Veinticuatro o paisanos que han donado su saber y talento en barricas de papel con sabroso mosto ubetense.

fernandosanchezresa@hotmail.com

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