Por Fernando Sánchez Resa.
Cuando el futuro (nos decían de pequeños) nos depararía maravillas indescriptibles y alcanzaríamos el limbo, resulta que actualmente (por el contrario) nos topamos con la cruda realidad diaria, en la que nos damos cuenta de que vivimos en el reino de la mentira y que ésta circula como moneda de curso legal tan ricamente y con poca gente que se dé cuenta y reaccione. Ya nos vale más una bonita mentira que una cruda verdad. Y casi ni nos inmutamos.
Cada grupo, cada partido, cada ideología, cada religión, cada credo, cada periódico o medio de comunicación, cada red social…, va lanzando sus proclamas que poco o nada tienen que ver con la verdad de lo que ocurre o es realmente (no virtualmente); y nosotros, ciudadanos democráticos de a pie, que nos creemos tan importantes porque vamos a votar cada cuatro años, nos sentimos noqueados y engañados pues, para descubrir la verdad, es necesario hacer un trabajo titánico de investigación exhaustiva que no todo el mundo está dispuesto a hacer, ni tiene la cabeza ni el tiempo libre para ello…
De pensar que la verdad iba a campar por las conciencias y los comportamientos de todos, hemos pasado a todo lo contrario pues, por ejemplo, cuando un político proclama su verdad es que está arrimando el ascua a su sardina y no piensa darle un voto de confianza a su contrario o rival político, aunque lleve toda la razón…
No sólo se está cumpliendo lo que anunciase George Orwell en su novela 1984, con el gran hermano vigilándonos constantemente, por medio del demonio del móvil con sus infinitos programas dispuestos gratuitamente para que, como la droga, te sirvas de ellos, te enredes y te lo creas todo, haciéndote un batiburrillo del que se aprovechará cualquier líder espabilado. Estamos en un país de pillos y no te puedes descuidar, porque te la dan cuando y donde menos te la esperas…
Y éste es el negro panorama que nos acompaña y el que estamos enseñando a las nuevas generaciones. Por un lado, se le dice «hijo, estudia y pórtate bien que así serás un buen ciudadano y encontrarás un buen trabajo el día de mañana»; pero la sociedad le está mostrando que el que tiene más cara y es el más echado para adelante conquistará más metas y se lo llevará todo…; eso, si no se topa en el camino de su adolescencia con la droga, las malas compañías o cualquier otro obstáculo que le haga caer en el abismo del que no podrá levantarse más en toda su vida, pues habrá sucumbido en el auténtico reino de la mentira…
Todo ello no es ni más ni menos que producto de la falta de valores que esta nueva y/o contemporánea sociedad nos está mostrando. Si nuestros cimientos son de falsedades y engaños, incluso reinventando nuestra propia historia, ¿qué edificio podemos proyectar que tenga solidez, solvencia y futuro con estos materiales tan inapropiados?
¡Y eso que vivimos en una democracia! ¿Qué sería de nosotros si padeciésemos una dictadura?
Sevilla, 10 de octubre de 2018.
fernandosanchezresa@hotmail.com