Por Fernando Sánchez Resa.
Cuando el futuro (nos decían de pequeños) nos depararía maravillas indescriptibles y alcanzaríamos el limbo, resulta que actualmente (por el contrario) nos topamos con la cruda realidad diaria, en la que nos damos cuenta de que vivimos en el reino de la mentira y que ésta circula como moneda de curso legal tan ricamente y con poca gente que se dé cuenta y reaccione. Ya nos vale más una bonita mentira que una cruda verdad. Y casi ni nos inmutamos.