Por Fernando Sánchez Resa.
La familia de mi madre, como tenía una huerta por la zona sur de Úbeda, pudieron refugiarse allí y solo venía en contadas ocasiones para no presenciar el macabro espectáculo de muerte y destrucción que se estaba produciendo en nuestra ciudad. Gracias a ello, mis abuelos maternos y sus hijos no pasaron hambre en la guerra ni en los años de la postguerra, pues qué se podía esperar si no se sembró durante los tres años de la contienda civil: que no hubiese cosechas que recoger. ¡Cuánto patrimonio material e inmaterial perdimos por culpa de esta guerra; además de personas, que son lo más importante en la vida!
Continuar leyendo «Relatos y vivencias del ayer ubetense, y 15»