Por Dionisio Rodríguez Mejías.
5. Una actuación magistral.
En aquel momento, se escuchó una voz procedente del interior de la discoteca: «¡Cuidado! ¡Cuidado! ¡Que te caes!». Y, a continuación, el estruendo de la escalera metálica estrellándose contra el suelo, ruido de cristales rotos y las voces de Martini que no paraba de gritar: «¡Socorro! ¡Socorro!».
Menudo susto se llevó Gálvez.