Por Dionisio Rodríguez Mejías.
4.- La preocupante llamada del director.
Unos días más tarde, coincidí con Martini en el ascensor. Al contrario de cómo se había comportado en su actuación con el instructor de AMDE, aquella tarde parecía serio y preocupado. Llevaba unos pantalones vaqueros, gastados y descoloridos, como si los hubiera lavado cientos de veces, y unas zapatillas deportivas viejas y asquerosas. Si bien sus ideas de un ecologismo, primitivo y progresista, habían despertado la simpatía de sus compañeros de equipo, no habían conseguido la misma acogida entre la dirección. Sabía que lo esperaba el director comercial y se presentó en su despacho, sin pedir permiso.