“Los pinares de la sierra”, 36

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

2.- Los problemas del debut.

Yo trataba de escurrir el bulto como podía, miraba a Paco y aceleraba el paso, a ver si dejábamos atrás al jefe de ventas; pero él nos cogió del brazo y así nos llevó hasta la barra de Los Intocables, que estaba desierta cuando llegamos, pero que enseguida se llenó de gritos, risas, bromas, cafés y copas de 123 con hielo, que era la bebida preferida del señor Bueno. Yo no tenía muy claro que un pelotazo de coñac a aquellas horas, con el estómago vacío, pudiera darme suerte; pero cerré los ojos y me la tomé casi de un trago, como mi amigo Paco, que no se separaba de mi lado.

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