“Los pinares de la sierra”, 29

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

2.- Cantos de sirena.

Estaba claro que solo vivía pensando en el dinero. Al principio, no se le notaba tanto, pero poco a poco fue cambiando. Ya no sonreía tanto como antes; al contrario, parecía que siempre estaba de mal humor. Empezaba a conocer la cara oculta de la ciudad, y se encontraba bien entre aquellos oportunistas capaces de vender a su padre por dinero. La influencia que ejercían sobre él aquellos aprendices de timadores, a los que tanto admiraba, solo pueden comprenderla los que para resolver problemas de personalidad, o por disconformidad con la clase social en la que viven, se unen a movimientos sectarios, en edades tempranas, seducidos por utópicas promesas y fantasías.

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