Por Jesús Ferrer Criado.
Desde el momento en que valoramos la modestia, la humildad, la discreción…, como cualidades que hacen más agradable el trato humano, estamos calificando el orgullo como algo incómodo que dificulta las relaciones personales y que es un peldaño hacia la desconsideración, el desprecio e incluso la violencia.
El orgulloso te hace de menos, te quiere hacer inferior a él y pretende humillarte. O sea, manifiesta implícitamente que tú no estás a su altura.