Por Fernando Sánchez Resa.
Si el ínclito Antero Guardia levantase la cabeza, estaría sumamente orgulloso y agradecido porque, aunque con miedosas dudas y cierta lentitud, su legado teatral se ha acrecentado, una vez que las autoridades municipales y los empresarios locales han caído en la cuenta (arrostrando valentía y pundonor) al comprender que Úbeda es una bella e irrepetible ciudad de interior y cuyos alicientes más sobresalientes son sus monumentos y sus actividades culturales para poder invitar al turista o viajero a pernoctar en sus lares. Y entre ellos, destaca su Muestra de Teatro de Otoño que acaba de consumar su vigésimo segunda edición.
Cada año, cuando llega la Feria de San Miguel, el arte de Talía asienta sus reales en la “Ciudad de los Cerros”, con sus hondas y añosas raíces, hasta que llega a primeros de diciembre. Y lo hace en sus tres históricas y acogedoras sedes: Teatro Ideal Cinema, principalmente; y, esporádicamente, Hospital de Santiago y Sinagoga del Agua. Allí, lleva mucho tiempo enraizada ofreciendo, al público local y visitante, un amplia panoplia de obras teatrales, con marchamo profesional o aficionado, en las que actores de renombrado prestigio o destacados aficionados locales brillan con luz propia, representando todo tipo de montajes teatrales, para que esta ciudad sea escaparate y cita obligada a todo visitante español o extranjero que quiera disfrutar de completos y diferentes fines de semana, en los que diversas compañías vienen a demostrar que no hay nada mejor para divertirse y otear la misma vida que asistir a una buena obra de teatro, en compañía de incondicionales amigos y con la agradable perspectiva de hospedarse en nuestra patrimonial ciudad, ya que ofrece todos los ingredientes para pasárselo bien, en esta dulce y melancólica época del calendario.
Este año, aprovechando el IV Centenario de la muerte de Cervantes, y otros eventos, la Muestra de Teatro de Otoño de Úbeda ha ofrecido obras y montajes de todos los calibres y para todos los gustos del amplio público, que lo mismo va buscando humor, que rigor histórico o novedosas interpretaciones y montajes escénicos; y que han sorprendido a todos.
Esta edición ha vuelto a cosechar público y aplausos por doquier, rememorando tiempos pasados cuando solo el teatro proporcionaba ocio y diversión a la ciudadanía de antaño; aunque multiplicando geométricamente su actividad lúdica, culta y festiva para llenar de sabiduría, encanto y vida a esta genuina población que siempre estará agradecida de recibir un asiduo, encantador e inteligente público, que contribuye a que se le conozca ya, en el ancho solar patrio, como “Úbeda, Ciudad del Teatro de Otoño”.