Por José María Berzosa Sánchez.
3. SEMÁNTICA.
3.1. Cambios semánticos o tropos.
31.1. Alegoría.
Figura que consiste en utilizar un conjunto de imágenes relacionadas entre sí, de tal modo que prevalezca su doble significado: el real y el figurado.
A).
A los celos
«¡Oh niebla del estado más sereno,
furia infernal, serpiente mal nacida!
¡Oh ponzoñosa víbora, escondida
de verde prado en oloroso seno!
¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno
que en vaso de cristal quitas la vida!
¡Oh espada sobre mí de un pelo asida,
de la amorosa espuela duro freno!
¿Oh celo, del favor verdugo eterno!,
vuélvete al lugar triste donde estabas,
o al reino (si allá cabes) del espanto;
mas no cabrás allá, que pues ha tanto
que comes de ti mismo y no te acabas,
mayor debes de ser que el mismo infierno«.
Antología poética 1: ‘Al nacimiento de Cristo nuestro señor’. ‘A los celos’. ‘A una dama habiéndola visto niña y después muy dama’. Luis de Góngora, Madrid, SGEL, 1983.
31.2. Imagen tradicional.
Es la relación lógica entre las cualidades materiales o espirituales de dos conceptos, que se mencionan expresamente.
A).
«Aquí dio un gran suspiro don Quijote y dijo:
—Yo no podré afirmar si la dulce mi enemiga gusta, o no, de que el mundo sepa que yo la sirvo; solo sé decir, respondiendo a lo que con tanto comedimiento se me pide, que su nombre es Dulcinea; su patria, el Toboso, un lugar de la Mancha; su calidad, por lo menos, ha de ser de princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura, sobrehumana, pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve, y las partes que a la vista humana encubrió la honestidad son tales, según yo pienso y entiendo, que solo la discreta consideración puede encarecerlas, y no compararlas».
Don Quijote de la Mancha. Miguel de Cervantes Saavedra, Barcelona, Planeta, 1962, primera edición.
B).
«… imaginábamos despavoridos aquel acantilado y aquel himalaya de días y de meses delante de nosotros, aquel océano incierto de tiempo que nos había parecido tan tenebroso y sin orillas como el Atlántico a los navegantes antiguos».
Ardor guerrero. Antonio Muñoz Molina, Madrid, Alfaguara, 1995, octava edición.
31.3. Imagen visionaria.
Es la relación emotiva entre dos conceptos, que se mencionan. Se pierde la referencia lógica de la imagen tradicional.
A).
«Para vivir, con un pedazo basta: en un rincón de carne cabe un hombre».
El hombre acecha. Miguel Hernández, Madrid, Cátedra, 1993, 6.ª edición.
31.4. Metáfora.
Figura semántica que consiste en sustituir el sentido recto de las voces por otro figurado, a través de una comparación tácita. Si en la imagen están presentes el uso recto y el figurado, en la metáfora desaparece el uso recto del vocablo y solo se menciona el figurado. En el ejemplo, la araña es una lámpara con varios brazos, que suelen adornarse con prismas de cristal. La luz, al atravesar el prisma, se descompone en los siete colores del iris, como sendos pájaros.
A).
«Silencio de cal y mirto.
Malvas en las hierbas finas.
La monja borda alhelíes
sobre una tela pajiza.
Vuelan en la araña gris,
siete pájaros del prisma«.
Romancero gitano. Federico García Lorca, Madrid, Cátedra, 1977.
31.5. Metalepsis.
Figura semántica que consiste en tomar el antecedente por el consiguiente, o al contrario. Por esta figura se traslada a veces el sentido, no de una sola palabra, como por la metonimia, sino de toda una oración. En el ejemplo siguiente, la relación sexual entre un hombre y una mujer se relaciona con lo que se dice en Génesis, 2, 21—24.
A).
«En lugar de responder, me apreté aún más contra ella, para que pudiera notar mis costados incólumes, deseosos de donar una costilla«.
La tempestad. Juan Manuel de Prada, Barcelona, Planeta, 1997.
En este otro, el comportamiento agresivo se justifica con la necesidad imperiosa:
B).
«… el celibato más o menos sostenido en los últimos años me había impedido atender las leyes del cortejo …».
La tempestad. Juan Manuel de Prada, Barcelona, Planeta, 1997.
31.6. Metonimia.
Es una figura semántica que consiste en designar una cosa con el nombre de otra tomando el efecto por la causa o viceversa, el continente por el contenido, el signo por la cosa significada, el lugar por la cosa que procede de él, lo físico por lo moral, el instrumento por el ejecutor, el autor por sus obras, etc.: las canas, por la vejez; la copa, por el vino; el podio, por la victoria; el Jerez, por el vino; no tener corazón, por crueldad; la pluma, por el escritor; leer a Cervantes, por leer sus obras; etc. La metonimia es una contaminación del significado de otro concepto, por contigüidad. No debe confundirse con la sinécdoque.
A).
«Él ve a cuatro macehuales que llegan a Tlaxcala sin bastimento, con la respuesta seca«.
Cambio de piel. Carlos Fuentes, Madrid, Alfaguara, 1994.
B).
«El Huerto era ya un edén de anacronismo y de caspa [abandono], una reserva india de melenudos atónitos de risa floja y polvoriento [errabundo] hippismo«.
Ardor guerrero. Antonio Muñoz Molina, Madrid, Alfaguara, 1995, octava edición.
31.7. Símbolo.
Es la asociación de dos elementos: uno sensorial y otro intelectual o moral. El concepto, cuando necesita una representación perceptible por los sentidos, se materializa para motivar la sensibilidad de las personas: las lágrimas son símbolo de la pena o de la alegría; la bandera, de la patria; el ciprés, de la muerte; el burro, de la ignorancia; etc.
A).
«La primera vez que pasé por ese país tuve la sensación de que era barrido totalmente cada mañana por las amas de casa (echando, por supuesto, la tierra a Italia). Y fue tan poderosa la impresión que repensé la mitología nacional. Las anécdotas son esencialmente verdaderas porque son inventadas, porque se las inventa pieza a pieza, para ajustarla exactamente a un individuo. Algo semejante sucede con los mitos nacionales, que son fabricados a propósito para describir el alma de un país, y así se me ocurrió en aquella circunstancia que la leyenda de Guillermo Tell describía con fidelidad el alma suiza: cuando el arquero le dio con la flecha en la manzana, seguramente en el medio exacto de la manzana, se perdieron la única oportunidad histórica de tener una gran tragedia nacional. ¿Qué puede esperarse de un país semejante? Una raza de relojeros, en el mejor de los casos».
Sobre héroes y tumbas. Ernesto Sábato, Barcelona, Seix Barral, 1991, 5.ª edición (definitiva).
31.8. Sinécdoque.
Es una figura semántica que consiste en designar una cosa con elementos que le pertenecen o que se relacionan con ella de una manera lógica. Así, se pueden intercambiar la parte y el todo, la cabeza y el animal; el género y la especie, el pan y el alimento; el singular y el plural, el luchador y los que luchan; el nombre propio y el común, o antonomasia, Nerón y el hombre cruel; la materia y la forma, el acero y la espada; el número determinado y el indeterminado, mil veces y muchas veces; lo abstracto y lo concreto, la envidia y ser envidioso; etc. Se diferencia de la metonimia en que los elementos que se intercambian pertenecen al mismo concepto, sin superar los límites de su definición; mientras que en la metonimia, los elementos que se intercambian pertenecen a conceptos diferentes que se relacionan por contigüidad.
A).
«Cortés les habla desde su caballo y da la orden de soltar un escopetazo contra los dignatarios. Los caciques caen con el algodón [vestido] manchado; la sangre se pierde en la pintura negra de los cuerpos y los trajes de los sacerdotes».
Cambio de piel. Carlos Fuentes, Madrid, Alfaguara, 1994.
B).
«Bajo sus abiertos cielos se yergue la alcazaba, en el centro de lo que hace mil [muchos] años fue un lago circular, cuyas riberas son hoy naturales murallas recamadas».
El manuscrito carmesí. Antonio Gala, Barcelona, Planeta, 1995.
31.9. Sinestesia.
Es un tipo especial de imagen tradicional que consiste en unir un sustantivo con un adjetivo cuyo significado pertenece a un campo sensorial que no se corresponde con el del sustantivo: mirada verde, alma de oro, etc. No debe confundirse con la hipálage.
A).
«Igual ahora que durante el invierno, cuando los aldeanos les traen el pescado, el vino resinoso, el queso de cabra y las aceitunas, cuando sopla gris y rasgado el viento y a veces una montaña de agua cae sobre la isla».
Cambio de piel. Carlos Fuentes, Madrid, Alfaguara, 1994.
31.10. Visión.
Se atribuyen cualidades emotivas, irreales, a un concepto que no se nombra y que se determina por connotaciones ilógicas.
A).
Espantapájaros
«Ya en mi alma pesaban de tal modo los muertos futuros que no podían andar ni un solo paso sin que las piedras revelaran sus entrañas.
¿Qué gritan y defienden esos trajes retorcidos por las exhalaciones?
Sangran ojos de mulos cruzados de escalofríos«.
Sermones y moradas. Rafael Alberti, Barcelona, Seix—Barral, 1977.