Por Manuel Almagro Chinchilla.
Días 10 y 11 de agosto
El Acebo – Ponferrada – Villafranca del Bierzo
Salimos de El Acebo bien entrada la mañana y no fue posible ir a ver la Fragua de Compludo; suponía desviarse del camino varios kilómetros y posiblemente emplear un día más; teníamos prisa por llegar a Ponferrada, aún más a Santiago. Llevábamos 40 días caminando.
Pasamos por varios y pequeños núcleos urbanos y enseguida nos metimos en El Bierzo y en su capital, Ponferrada, que cuenta con una buena base de acampada. Por la tarde, nos permitimos hacer algo de turismo, para ver el impresionante castillo templario. La ciudad es cuna del gran periodista Luis del Olmo, que cuenta con un busto en una de sus plazas.
La jornada siguiente, la del día 11 de agosto, nos colocó en Villafranca del Bierzo. A medida que avanzamos, la climatología iba cambiando, se tornaba fresca; el sol ya no molestaba; no era necesario madrugar tanto. El paisaje reverdece y los pequeños y diseminados núcleos urbanos destacan por sus construcciones de piedra y tejados de pizarra; un agradable olor a hierba y heno recién cortado inunda el ambiente. En Villafranca, se hace imprescindible la visita al albergue de Jato, el personaje más famoso de todo el Camino. Palabras de comprensión, consuelo y consejo para cada problema; con sus enormes manos y dedos, nos escribió unas frases en nuestras credenciales que casi acaba con el papel.
Nos sentamos pegados a las tapias de un cementerio; al sol, era muy de agradecer tomar sus rayos por la mañana. Tuvo lugar un eclipse parcial de sol; se notaba por la tonalidad anaranjada de la luz solar. Debo decir que era mi cumpleaños y, por aquellas noches, se podían observar las “lágrimas de San Lorenzo”.
La localidad berciana cuenta con un magnífico y amplio campamento donde pasamos la noche, ya con bastante frío.