Por Manuel Almagro Chinchilla.
Nuestra misa mayor del peregrino
El día 20 de agosto, a las 11 de la mañana, una hora antes de la misa, ya estábamos entrando en la catedral. En aquella humilde carpeta azul que habíamos comprado, en un folio pillado con las gomillas de las tapas, llevaba escrita la oración que debía leer, según habíamos convenido. Siguiendo las instrucciones del día anterior, nos pusimos en la zona acordonada, próximos a la parte del evangelio del altar mayor. A las 12, salía la comitiva de 50 clérigos, presidida por el obispo auxiliar de Santiago y por el arzobispo de Milán, Luis Quinteiro y Carlo María Martini, respectivamente, para celebrar la misa mayor del peregrino.