¡Apoteósico recital lírico…!

Por Fernando Sánchez Resa.

Estamos en una templada noche, de esta esplendorosa y larga feria ubetense, y siéntome protagonista muy importante de lo que va a ocurrir hoy en mi hogar (el Hospital de Santiago de Úbeda) pues, en mi amado auditorio, lugar de tantos gratos (y, en otros lejanos tiempos, aciagos) acontecimientos, veo congregarse un hermoso y nutrido ramillete de paisanos y forasteros que desean pasar una dulce y emotiva velada lírica, de la mano de dos destacados hijos de esta magna ciudad: el afamado barítono, Damián del Castillo; y el impecable pianista, José Manuel Cano.

Un tándem que seguro hará historia pues, además, observo que van a ser arropados por los inspirados textos poéticos de Juan Bellón Bellón y la peculiar música del irrepetible y prolífico compositor Manuel Antonio Herrera Moya. Y, por si no fuese bastante, creo que se va a complementar el acto con un presentador de lujo, que (además) ejercerá de narrador: Rafael Bellón Zurita (siendo Cronista oficial de la ciudad); y que todo el recital lírico contará con la inigualable colaboración fotográfica de José Luis Latorre Bonachera, cuyo archivo fotográfico es manantial inagotable e imprescindible para toda persona que quiera conocer a fondo esta patrimonial ciudad.

El programa de mano (que se recoge a la entrada) promete evocar muchos recuerdos y añoranzas de nuestra simpar Úbeda, comenzando con la introducción: “Mirar, sentir y cantar”; y pasando por las doce magníficas y variadas composiciones poéticas musicalizadas: “Desde la plaza Vieja”, “Por la calle de la Trinidad”, “Por el Barrio de San Nicolás”, “Por el Barrio de San Millán”, “Callejones de San Pablo”, “Calle San Juan de la Cruz”, “Redonda de Miradores”, “Por la calle del Real”, “Barrio de Santo Domingo”, “Plaza de San Lorenzo”, “Barrio de San Isidoro” y “Por Úbeda la Nueva”. Todas ellas sabrán traer a la memoria y/o a la imaginación personal de cada uno de los presentes (e incluso a mí, que tantos años he vivido como mudo y pétreo testigo de la historia de Úbeda), magníficas estampas o lindas postales que, cual delicada guía turística, el caminante Juan Bellón Bellón, de la mano del maestro Herrera Moya, nos ofrecerán por boca del impecable y sazonado barítono Damián del Castillo, al alimón, con el avezado pianista José Manuel Cano.

Y aquí, en mi hermosa y particular “Capilla Sixtina” ubetense, y a lo largo de hora y media, se ha ido produciendo el milagro estereofónico de tomar carnadura vocal y musical este antiguo cancionero lírico ubetense, sirviéndose de las altas cualidades artísticas que acompañan a ambos protagonistas. Damián, mostrando con garra y salero, en estas sencillas y bellas canciones, una coloratura e impostaciones memorables, y haciendo gala de su timbre y tono de voz peculiares e imprimiéndoles su sello personal característico. José Manuel Cano, mientras tanto, las ha ido acompañando fielmente al piano, con un avezado trabajo virtuosista. Esperando, como dijo el presentador, «que otras gargantas y corales ubetenses hagan el milagro de su repetición futura…».

La presentación‑narración de Rafael Bellón Zurita ha sido larga y entretenida. Yo, simplemente, destacaré algunos pasajes. Fue contando la gestación de este concierto de la mano de sus dos antiguos alumnos (Damián y José Manuel), recordando cuando pasaron por su aula del Instituto “Francisco de los Cobos”, en donde ya destacaron con sus expedientes académicos así como en la interpretación teatral, tomando dos derroteros artísticos distintos pero complementarios, sumamente prestigiosos y encomiables… Y la sorpresa que sintió al ver musicalizados los poemas de su padre por ese entrañable, amigo ya, que hasta hace poco tiempo apenas había tratado: Manuel Antonio Herrera Moya. Y el contento de ver materializada esta querida obra poética de su padre, escrita musicalmente con pasajes y aires de todo tipo, aprovechando ciertas inspiraciones de otras marchas cofradieras, escritas con anterioridad por el mismo autor, o inspirados en otros aires andaluces o autóctonos, que empiezan en la melancolía y terminan con la desbordante alegría de un compositor musical extraordinario que ha insuflado vida a la inconfundible voz, cálida y entusiasta, del ubetense Damián del Castillo, que ha querido venir a su ciudad, una vez más, a dar fe de su sencillo ubetensismo, interpretando estas canciones con singular tino y gracia, magistralmente acompañado por la maestría pianística de su compañero y amigo, José Manuel Cano, aunando ambos entusiasmo, sabiduría y constancia para ser fieles al texto poético y musical que les habían preparado…

Hubo algún sector del público de mi patio de butacas (las primeras filas de los impares) que no pudieron ver las hermosas y sugerentes fotografías que se iban exhibiendo en la gran pantalla que estaba colocada al fondo de mi estrado, bien acompasadas con los textos y canciones que se interpretaban al unísono, pues la ubicación del piano les impedía su visión; pero ese esfuerzo de imaginación fue altamente recompensado, pues les sirvió para hacer su particular paseo interior, barajando caprichosamente sus personales anhelos y recuerdos, volviendo una y otra vez a esos itinerarios públicos y personales que las canciones sugerían y que siempre permanecerán en el más íntimo recuerdo…

En esta noche, sinceramente, he tenido momentos de emoción desbordante, como el público que abarrotaba mi auditorio, que ‑entre cada canción‑ prorrumpía en sonoros aplausos y bravos, para deleite de los intérpretes y compositores; y de sus respectivas familias que bien los arropaban, acompañándolos en las primeras filas de mi patio de butacas.

La noche ha terminado redonda y esplendente; por eso yo, remedando a nuestro “santico de Fontiveros”, añadiría: «De ansias ubetenses inflamada», al ver los alegres semblantes de todos los presentes que se sentían auténticos protagonistas de este “estreno absoluto” y su más apoteósico triunfo en mi más querido seno…

Y como no tengo manos para aplaudir a los protagonistas de este original evento, desde las alturas de mis cuatro longevas torres, lanzo un hurra embravecido y un agradecimiento sincero, porque en todos los rincones de mi ser pétreo he vibrado tiernamente y me he dicho:

«Qué maravilla de trabajo cultural y artístico más digno de encomio; qué suerte tener estas mentes privilegiadas que se ponen manos a la obra, dando buen ejemplo a la ciudadanía, para culminar un precioso proyecto que ya ha pasado a formar parte indisoluble de nuestra patrimonial Ciudad de los Cerros, cual ejemplar conjugación de voluntades, sabiduría y bien hacer de estos artistas consumados…».

Úbeda, 1 de octubre de 2015.

fernandosanchezresa@hotmail.com

Deja una respuesta