Por Fernando Sánchez Resa.
Volvimos andando por la carretera para recoger nuestro coche, aparcado junto a la iglesia de San Juan Evangelista. Vimos casas preciosas con sus jardines pletóricos de hortensias, buganvillas… (que incluso soñamos poseer); algunos lavaderos públicos con sus caños de agua fresca, juntamente con varios trenes de vía estrecha (Feber), que circulaban continuamente entre los distintos concejos (ayuntamientos), con una lentitud y promiscuidad pasmosas, entre sembrados y carreteras comarcales… Es característico y sugerente oír el silbido de la locomotora anunciando su paso entre sembrados, hórreos o paneras y la llegada a los andenes…