Por Fernando Sánchez Resa.
Como en la zona roja escaseaba el calzado (el personal civil casi no lo tenía y los militares andaban mal, sobre todo los batallones de fortificación que lo debían hacer por su cuenta), ya en la cárcel de Fuerte del Rey tratamos de paliarlo, fabricando toscas esparteñas con tal de no ir descalzos por aquellos espinosos parajes…