«Si las mujeres mandasen…», se cantaba en “Gigantes y Cabezudos”, una famosa zarzuela.
Yo no canto ni compongo y además nunca llegaré a mandar en nada, lo cual es beneficioso para la Humanidad. Pero el ocio y la mala vida dan en llegar a generar monstruos mentales (ya lo escribió/dibujó Goya) y a mí me han invadido unas ideas absurdas que acá reproduzco por incluirlas en eso que vino en denominarse literariamente “el realismo mágico”.
Veamos, y como medidas necesarias e imprescindibles para terminar con esta desigualdad rampante que aumenta día a día, y de paso con la crisis:
- Implantar, aumentando exponencialmente número y medios, una auténtica Agencia Tributaria. Omnipresente en el control de capitales, sociedades de todo tipo, inversiones, transacciones, comercio y actividades económicas. Dirigida principalmente hacia los datos de gran envergadura. Y formada por funcionarios especialistas, bien formados, inamovibles (salvo expedientes fundamentados) e independientes de cualquier gobierno.
- Aplicar los correspondientes impuestos, equivalentes a los aplicados en general, a las sociedades opacas (anónimas, SICAV, etc.) sin excepciones. Igualmente esta aplicación alcanzaría a las multinacionales y empresas que, aunque sus razones societarias estuviesen fuera del país, tuviesen actividades y ganancias en nuestro territorio.
- Ajustar losa tramos del IRTPF hacia arriba y hacia abajo, para que los que tengan más paguen más y los que menos poco o nada.
- Exigirle el IVA y otros impuestos a la Iglesia Católica de todas las actividades económicas y bienes no estrictamente relacionados con el culto.
- Si las anteriores medidas fuesen eficaces se podría bajar el IVA, sobre todo en aquellos productos y servicios considerados básicos (agua, electricidad, gas, alimentos, medicinas, libros, etc.).
- Llegar a cierta nivelación de salarios, aumentando el salario interprofesional mínimo y controlando, bajando e incluso anulando salarios de directivos, ejecutivos y consejeros de multinacionales y grandes empresas que no justifiquen su dedicación y actividad exclusiva.
- Controlar los beneficios empresariales exigiendo, por ley, que de haberlos quede siempre un fondo intocado (se vería el porcentaje) para reinversión, amortización de equipos o su modernización y posibles indemnizaciones a las que la empresa haya de hacer frente; sin tener que forzar ERES ni concursos de acreedores.
- Por lo anterior, impedir que los ingresos empresariales o societarios amorticen gastos particulares tanto de propietarios como de presidentes, directivos, etc. Por norma debe deslindarse lo personal de lo empresarial.
- Alejar por ley de consejos empresariales o financieros a los políticos en activo o cesados (con bastantes años de carencia). Por lo mismo y con igual intencionalidad, impedir que un político proveniente de intereses empresariales o financieros ocupe cargos relacionados con los mismos, y el ingreso en algunos de aquellos que hayan tenido relación con su ejercicio político (con bastantes años de carencia).
- Determinar los ingresos necesarios para una vida digna por unidad familiar y llevar a cabo acciones de nivelación consecuentes, llevando a un tope el máximo que una familia puede ingresar, facilitando el empleo a quienes no lo tienen y eliminando los manifiestamente excedentes en dicha unidad familiar.
- Llevar a cabo acciones, por ley, de protección y adecuación de la vida familiar con la laboral, como pluses por hijos, reducción de horarios laborales para la atención infantil o elección de medias jornadas.
- Sistema único y nacional de salud, utilizable en cualquier punto de la geografía española y por cualquier español.
- Sistema educativo común en lo troncal y grados, que haga factible la ósmosis de estudiantes entre las diversas autonomías. Lengua común la española y paralelamente las vehiculares de cada zona, en paridad.
- Adecuación, por lógica aplicación y jerarquización, del sistema legal, tal que la gradación entre leyes, y su aplicación, esté perfectamente delimitada, sin solapamientos ni contradicciones entre las autonómicas y las estatales (o entre aquellas). Lo que se legisle en un nivel no debe duplicarse en otro.
- Como consecuencia de lo anterior sucedería lo mismo con el sistema judicial. Los niveles judiciales deben tenerse en cuenta, tal que lo que pertenezca a una jurisdicción no debe pasar a la siguiente (lo juzgado en superior instancia en una autonomía no debe pasar al nivel estatal), salvo casos de carácter netamente nacional o de carácter claramente constitucional.
- Aceptar un nuevo sistema electoral más participativo y proporcional, admitiendo de entrada en todos los casos las listas abiertas. Instaurar la representación personal por circunscripción. Entonces, de verdad, cada representante será responsable personal de su escaño.
- Eliminar el Senado o darle la función de cámara territorial necesaria y acogedora del consejo de presidentes autonómicos, que debiera reunirse como mínimo una vez al año.
- Eliminar cualquier subvención innecesaria a partidos, sindicatos o federaciones varias de empresarios, que deben financiarse por el aporte de sus afiliados. Sólo se pueden financiar los gastos que por su funcionamiento institucional y representativo ante las cámaras les fuesen necesarios… Eliminación de los privilegios de políticos en activo o cesantes, salvo los necesarios para su función, y nunca con carácter vitalicio.
Habría más programa electoral, no hay duda, pero se me ha calado la mente y no soy capaz de arrancar de nuevo, ¡con lo bien que yo iba…! De todas formas, ahí queda esto, que no es paja de habas. Colocadle más cosas o quitadle, como dice al alfarero «lo que le sobra» (pero yo no quitaría ni una coma, ¡ea!).