Y ahora entramos en el mes de mayo (que además es mariano y de primeras comuniones…), mientras nuestros incondicionales promotores cinéfilos (Juan y Andrés) no cejan en el empeño de ofrecernos un cine de calidad, que por desgracia ya no se suele (ni se puede ver) en los cines comerciales; puesto que los gustos del público actual han derivado por otros derroteros más grandilocuentes, donde priman el color de los asuntos sensacionalistas y los sofisticados efectos especiales (muchos de ellos basados y conseguidos con el ordenador), que tratan de sorprender al alucinado espectador, atrapándolo en sus interesadas redes con múltiples y variados asuntos: la pura distracción, el sensacionalismo, el dinero, el poder, el atontamiento, la gloria…