Conocer Úbeda, 06c

María del Mar demuestra su sabiduría leyendo directamente lo que pone en una estela: Que la tierra te sea leve…, (escrita en latín). Su amor por este idioma (no tan muerto para ella) y el mundo clásico es palpable; aunque también hay letras griegas en aquélla. Y nos recalca: «Si me estoy explayando demasiado, decídmelo y corto cuando queráis…». Nos aclara que es de una esclava que murió de parto (con 25 años) y que no fue el amo, sino el padre de la criatura que llevaba en su vientre quien puso estas palabras tan tiernas y sugerentes… Todo ello nos invita a elucubrar distintas interpretaciones, insistiendo María del Mar en ello, y aclarándonos cómo se llaman las dos diosas que nos acompañan siempre: parca (diosa del propio destino) y parva (parte de cada cual).

Según nos dice, se le ponen los pelos de punta: que hayan pasado dos mil años y haya llegado a nuestras manos esta amatista o piedra mágica… Se le nota su amor por la Historia (y de esta historia, en particular); pues le llega muy dentro cuando habla de esta esclava, a pesar de ser (la difunta) de una parte baja de la sociedad…

Después de ponerse trascendente, subimos para que nos presente a doña Paca en persona… Lo hace y ella a nosotros: «Unos amigos…», con la carcajada general correspondiente… Se ve que nuestra simpática guía tiene tablas y está acostumbrada a la teatralidad… Dice que esta señora representa la honestidad (con lo poco que se lleva ahora…) y describe su postura. Nos cuenta que todos los días cuando llega (a las 7:30 h de la mañana) le dice: «Buenos días, doña Paca».

 

Entramos en la sala ibérica, a la penumbra, donde restos griegos y romanos nos esperan sigilosamente. Es la más grande y lujosa del museo; los niños siempre se sientan en el suelo; nosotros declinamos la invitación… Recuerda que nos está haciendo la visita al museo desde el punto de vista museográfico, yendo de derecha a izquierda. Antes, en esta sala, había un sofá (donde algunos se echaban unos “siestones”…) y vitrinas de distintos colores que luego han reutilizado. Relata cómo se han colgado piezas y maderas, y el intríngulis de cómo lo han conformado todo (luces ambiente de sala, luces de vitrinas encendidas… ‑recordando que con la crisis hay que ahorrar‑ con distintas tonalidades: tubos fluorescentes cambiados por los focos que vemos ahora…). La cartelería ha mejorado bastante: empezando por no tener nada; pasando por poner cartulinas; “parpandu”con cartulinas; y terminando, por ahora, unificando la información de las vitrinas con soportes de lectura fácil…

La exposición resulta más didáctica y fresca con aire acondicionado, aunque hay problemas de presupuesto, con más y más problemas añadidos, pues no hay dinero…

Explica cómo aprovechan al máximo el espacio (detrás de la puerta tienen tableros para cuando hacen trabajos infantiles en el museo…). Hicimos todos muchas fotos para corroborar la falta de espacio…. Mientras ella explica la cabeza griega que preside la sala, Francisco Javier interviene ponderando las dificultades con las que trabajan en este museo; por eso quería que hiciésemos esta visita: «Cuando llegamos al museo, todo tiene un trabajo de fondo: es su trastienda». Por eso pretendía que su directora nos la expusiera, para que estuviésemos enterados de todo…

La sala de cultura visigoda y musulmana es pequeña, pero bien aprovechada. Nos cuenta María del Mar que tiene el problema de las goteras y que han tenido que rehabilitarla. Contiene interesantes piezas para los que hoy la visitamos y también para otros museos que las piden prestadas…

Hacen conservación preventiva, pues no hay plaza de conservadora, como ya ha dicho más de una vez… Ella es directora y conservadora, por eso hay que intentar que las cosas se deterioren lo menos posible… Razona lo que hay en las vitrinas: instrumentos de uso cotidiano de las personas de aquellos siglos, que son tan importantes como los monumentos que vemos en las calles…

 

Concluimos la visita observando y comprendiendo las maderas mudéjares expuestas: son vigas (largas) y zapatas (cortas) que iban colocadas encima de los capiteles… Hacemos un ejercicio de información/imaginación ante su meticulosa decoración musulmana (de estrellas y más…), cargada más de intuición que de escuadra y cartabón…

Nos detalla cómo se abren las maderas por culpa de la humedad o el calor, por lo que ponen entre sus grietas papeles de seda, para ver si se parten o no y comprueban si lo siguen haciendo… Por eso toman medidas preventivas para que esto no se produzca: colocándolas siempre en la sombra o donde da menos el sol (en donde se encuentran ahora…); no cambiándolas de sitio bruscamente; procurando que no les dé directamente el sol… Por eso, el sitio ideal es esta zona cálida del primer piso. Aunque está prohibido hacer fotos con flash (porque se deterioran las maderas con su decoración vegetal) hoy, haciendo una excepción, nos permite hacerlo.

Finalmente, nos enseña su oficina, donde están ubicados dos administrativos y ella, y la habitación almacén que está súper aprovechada; por lo que comprobamos que ambas son habitaciones con falta de espacio vital…

Yo le pregunto por el correspondiente fantasma de este museo, pues muchos se precian de tenerlo… «Me lo he inventado: viene de noche al museo; aunque no nos consta que nadie lo haya visto, pero es mágico para los niños que vienen a “Las noches del Museo”. Puede que se siente en el banco de abajo, donde tantos reos fueron juzgados…».

Del público surge una interesante pregunta‑afirmación: «¿Por qué no hay aquí piedras renacentistas que aparecen en los edificios de Úbeda, ya que algunos edificios no los tienen…, o es que se las llevan a otros sitios, o –sencillamente‑ que no se dice…; y a saber dónde se encuentran. Hasta es posible que estén en casas particulares…?».

Para finalizar, el presidente de Úbeda por la Cultura da las gracias a María del Mar Capel por explicar tan didáctica y apasionadamente este recinto museístico, juntamente con los múltiples problemas que le afectan. Anuncia la próxima visita, que será a los Carmelitas Descalzos (conocidos por Los Frailes), el sábado siguiente, a las 11:30 h, documentada por Vicente M. Ruiz Fuentes. Y recuerda que, el último sábado de junio, nos veremos en las Carmelitas Descalzas (en la calle Montiel), de la mano de Margarita Sánchez Latorre, también a la misma hora…

Pletóricos de sabiduría museográfica, museística y museológica marchamos contentos y satisfechos por haber echado una jornada memorable, en compañía de la amable y sabia directora del Museo Arqueológico de Úbeda…

Úbeda, 16 de julio de 2013.

fsresa@gmail.com

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