María del Mar demuestra su sabiduría leyendo directamente lo que pone en una estela: Que la tierra te sea leve…, (escrita en latín). Su amor por este idioma (no tan muerto para ella) y el mundo clásico es palpable; aunque también hay letras griegas en aquélla. Y nos recalca: «Si me estoy explayando demasiado, decídmelo y corto cuando queráis…». Nos aclara que es de una esclava que murió de parto (con 25 años) y que no fue el amo, sino el padre de la criatura que llevaba en su vientre quien puso estas palabras tan tiernas y sugerentes… Todo ello nos invita a elucubrar distintas interpretaciones, insistiendo María del Mar en ello, y aclarándonos cómo se llaman las dos diosas que nos acompañan siempre: parca (diosa del propio destino) y parva (parte de cada cual).