Podría ser Italia con burros, parabólicas,
cipreses con ulemas
y el silencio metódico
de un claustro cisterciense,
o un paisaje de Siena.
Altas lanzas con verde sangre antigua,
asunto inevitable
que repite una historia
vivida en otra historia,
equivocada página
de un libro con ilustraciones
del siglo diecinueve.
Si Roma no tuviera
tantos hijos bastardos,
este viejo camino
con cipreses de seda,
polvorienta podría
ser la ruta de los emperadores.