25-12-2009.
Amarilla es la lluvia,
de oro indeciso, torpe
obsequio en el jardín
manchado de aire blando.
Un destemplado cielo
de estrellas mutiladas,
lavadas con esponjas
del Egeo. Bateles
amarillos, las nubes
de senos abultados.
El débil cielo marca
la línea fronteriza
de la noche, el espacio
perdido que se riza
en un tirabuzón de luz enferma.