¡Qué hartura de políticos ‘verborreicos’…!

Por Fernando Sánchez Resa.

La verdad es que el pueblo, en general, y la gran mayoría de posibles votantes, en particular, estamos más que hartos de los políticos que nos han tocado en suerte, que lo único que saben es hablar y hablar sin escuchar al interlocutor y sin buscar el bien común del pueblo soberano al que deben servir, subiéndose el sueldo -eso sí- en cuanto lo ven oportuno (que en eso sí que están todos de acuerdo), sino que, por el contrario, van buscando su propio sillón o medro personal, prometiendo el oro y el moro e incumpliéndolo permanentemente, sin que se les caiga la cara de vergüenza al hacer la siguiente oferta, que incumplirán irremisiblemente…

Nos han montado un circo nacional permanente, usurpando el espacio informativo de otros muchos temas importantes e interesantes para la ciudadanía en general, erigiéndose (ellos) en becerros de oro a los que adorar y votar en las siguientes y seguidas elecciones que nos convoquen, como si fuésemos marionetas de un “chacolín-chacolate” de feria antigua.

Cuándo se van a enterar de que ellos están ahí para resolver los problemas más acuciantes de la ciudadanía y no para crear más problemas y erigirse en principales protagonistas del lugar o evento en el que se encuentren, con tal de salir todos los días en la prensa escrita, televisada o de redes sociales.

Lo que quiere el pueblo es que se escuchen y se entiendan entre ellos; y que pacten, como en otras partes de Europa, en la que lo importante es el país o nación al que representan, buscando siempre el bien común. Si ha de pactarse con la izquierda, con la derecha, con el centro o con lo que sea, ha de hacerse a la voz de ya, pues así lo demanda el pueblo soberano al que dicen representar…

Pero no, les gusta ir mareando la perdiz, una y otra vez; y, si es preciso, convocar nuevas elecciones, cada dos por tres, como si eso fuera un juego de los dados en el que el tahúr político de turno pretende que salga el resultado más acorde consigo mismo, constituyéndose en mayoría -que es lo que siempre van buscando-, y así no tener que pactar con la leal -o no tanto- oposición parlamentaria. ¡Ah!; y sin querer saber la millonada de euros que se nos va en cada intento…

En fin, este circo mediático que nos tienen montado permanentemente, pues se ve que les gusta estar en campaña electoral continuada y permanente, y tener bien aleccionados a los posibles votantes de su partido con las encuestas “ad hoc” o del CIS de turno, concienciando y machacando las conciencias, una y mil veces, sugiriendo sibilina y/o abiertamente a quién debes votar en las próximas elecciones; porque, según las encuestas y tendencias, sube nuestro partido mientras bajan los de los demás… Así, hasta el infinito, a ver si se consigue que en las próximas citas electorales todo el mundo esté bien aleccionado de lo bien que lo hemos hecho nosotros y lo mal que lo hacen los otros partidos políticos que no son el nuestro, el auténtico y verdadero.

Es un “Quítate tú que me pongo yo” clásico, como ocurre en todos los partidos de nuestra piel de toro, que son pequeñas dictaduras democráticas, en donde se entra de militante, pensando que se puede ser libre y expresar su opinión libremente; pero, en cuanto esa opinión no coincida con el líder de turno, te defenestrarán fulminantemente; como lleva ocurriendo tanto tiempo, por desgracia, en todos los partidos políticos de ámbito estatal, regional o local…

Yo, líder democrático, pongo en la ejecutiva de mi partido a los que son de mi cuerda y me palmean la espalda; mientras que, al crítico o disidente, ni intento comprenderlo o tomarlo en consideración; simplemente, lo largo “democráticamente” o lo aíslo, y punto, como se ha hecho toda la vida de Dios… ¡Que se vaya a otro partido! Algo parecido a lo que suponía -o supone- la excomunión dentro de la religión católica, cuando se producían herejías o salidas de tono de la doctrina marcada por la cúpula de la iglesia…

Vivimos en un país democrático que, como militantes en cualquier partido político, más que opinar y criticar sus normas o decisiones, han de ser acatadas, cual ciudadano bendito, si no quieres que te echen a patadas por opinar en contra o argumentando tesis del partido de al lado o enfrente…

En fin, una autentica pena. Los políticos…, venga a gastar del presupuesto común (otro gallo nos cantara si lo hiciesen de su propio bolsillo y peculio); venga a priorizar decisiones que, a lo peor, no son las que quiere el pueblo para su bien común; venga a decidir por sí mismos, bien presionados por las multinacionales, los mercados, el IBEX y otras zarandajas que nos dicen machaconamente, sin enterarse de que ese no es el camino para que haya paz social, justicia equitativa y distributiva y tranquilidad ciudadana para acometer -entre todos- los grandes problemas reales que acucian a nuestra sociedad actual: el paro; la arbitrariedad de ciertos políticos que no hacen más que sacar leyes antirrobo o anticorrupción, pero que siempre habrá quien se las salte; la sanidad; la educación; la investigación; el cambio climático;el separatismo; el medio ambiente que se nos deteriora irremisiblemente (¡qué le vamos a dejar a nuestros hijos y nietos…!).

La cosa no pinta bien y la esperanza, que es lo último que se pierde, anda en horas bajas, pues es muy difícil revertir la situación actual, ya que en este oscuro mundo, hoy en día, se premia más la mediocridad, mientras que se castiga la excelencia. ¿Quién va a entrar en ese mundo ignoto?

Cuando el pueblo sea inteligente y mande a esos malos políticos al paro o los aparte definitivamente del bien hacer por España y la Humanidad, aunque ello sea sumamente difícil, nos irá bien a todos…

Sevilla, 31 de julio de 2019.

fernandosanchezresa@hotmail.com

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