Por Fernando Sánchez Resa.
Ya no vale, como hasta hace poco, que el interesado se presente en una oficina o entidad para resolver sus asuntos personales o de cualquier otra índole; no…
De un tiempo a esta parte, se ha puesto de moda obligatoria (como hasta hace no demasiado tiempo, las tiendas de “Todo a cien”, cuando pululaban como setas por nuestras ciudades y pueblos de España) tener que pedir una cita para tratar de resolver cualquier asunto importante o bagatela que se tenga entre manos: hacer la Declaración de la Renta, consultar dudas en la Agencia Tributaria, resolver cualquier trámite en las múltiples empresas del ramo del suministro de electricidad o gas.