Soledad: 150 años de San Miguel a San Lorenzo, y 2

Por Fernando Sánchez Resa.

Después nos adentramos en la sala cuarta (San Lorenzo. Del gótico al barroco). En esta pequeña estancia se muestran dos esculturas que se miran de frente. A la izquierda, la escultura del mártir San Lorenzo, de la que se especula que sea obra de Juan Martínez Montañés; a la derecha, la bella imagen, en terracota, de la Virgen de la Cinta (como símbolo de pureza), atribuida a Mercadante de Bretaña.

Seguidamente, nuestro guía nos explica que estamos en la sala quinta, titulada El Beato Marcelo Spínola, al que poco le queda para ser santo; y nos va contando detalladamente sus andanzas vitales al sentir tardíamente la llamada al sacerdocio. Marcelo de Spínola y Maestre fue una personalidad muy completa: hermano mayor honorario de la Soledad; arzobispo de Sevilla (que dejándose llevar por su aliento de auxilio hacia los pobres no le importaba pedir limosna, casa por casa, incluso durante la canícula de esta tierra); cardenal y titular de la Hermandad Sacramental de la Soledad.

El museo de la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón ha prestado piezas personales del beato: obra de teatro manuscrita; su máquina de escribir (no debemos de olvidar que fue el fundador del periódico el Correo de Andalucía, del que corre actualmente serio peligro de desaparición); la capa con la que pidió como obispo mendigo; y sus vestiduras episcopales.

La sala sexta (San Miguel), es la reina de la corona de la exposición, tanto por ser la sala capitular baja del ayuntamiento, con su admirable orfebrería pétrea, como por las piezas artísticas que contiene. Allí podemos rememorar, gracias al guía y a un historiador del arte que se nos agrega (cuyo nombre no recuerdo, lo siento), estudioso de la desaparecida iglesia de San Miguel, un recorrido virtual, cuasi real, de este grandioso templo que estaba situado en una zona altamente golosa para su derribo y pingüe aprovechamiento: entre la plaza del Duque y las calles Trajano, Aponte y Jesús del Gran Poder. La culpa la tuvo la junta revolucionaria de La Gloriosa, en 1868, por lo que se tuvieron que trasladar tanto sus cofradías (Amor, Pasión y Soledad), como la parroquia, su archivo y su patrimonio. Hay una maqueta que nos muestra lo que fue esta iglesia desaparecida, interesantes documentos y piezas entre las que destacan la imagen del arcángel titular, que se conserva en las dependencias de la Archicofradía de Jesús Nazareno (El Silencio); aunque, en palabras del historiador del arte que nos ilustró la visita en esta sala, son dos piezas las mejores y sin punto de comparación con las demás: la Madonna del velo (anónimo italiano del siglo XVI; óleo sobre tabla); y un Ecce Homo, (anónimo del siglo XVII; óleo sobre cobre).

Y para finiquitar la provechosa visita, pasamos a la séptima y última sala donde podemos admirar El Paso (actual) de Nuestra Señora de la Soledad. Está ubicada en el apeadero de la casa consistorial sevillana. Allí se nos muestra una singular obra de Santiago Martínez Martín, que fue hecha en el taller de Francisco Ruiz Rodríguez, el Maestro Curro; además de bonitos y artísticos diseños del propio paso y de su imaginería, con dibujos y vaciados de escayola y con explicaciones de su programa iconográfico.

 

Toda la visita ha estado salpicada de anécdotas o curiosidades que Ramón Cañizares Japón ha sabido evocar atractivamente para que los asistentes sintiésemos el amor que le tiene a su cofradía y que tan bien sabe transmitir y llevar por bandera. ¡Mi más sincera enhorabuena por su encomiable labor!

Cuando salimos, nos encontramos con una manifestación organizada, que se planta delante del ayuntamiento pidiendo una serie de reivindicaciones al alcalde de la ciudad, a la vez que nuestro grupo se dispersa, pues han sido dos horas de sustanciosa e intensa visita, bien aprovechadas, mientras el cuerpo anda cansado y hambriento, y la mente, ahíta de datos y belleza.

 

¡En realidad, ha sido más una visita cultural sobre Sevilla que a una exposición de una cofradía sevillana de hondo arraigo!

Sevilla, 18 de octubre de 2018.

fernandosanchezresa@hotmail.com

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