Mi primer día de clase

Por Fernando Sánchez Resa.

¡Qué pronto ha pasado el verano…! Y eso que yo no he faltado, casi ningún día, a mi guardería de Kindermundi, pues mis papás, que tanto me quieren, me apuntaron todo el curso pasado para que yo estuviese bien entretenido y relacionado y que no echase de menos nada de nada. ¡Todos sus desayunos y comidas me han sabido a gloria! Algunos hasta los he repetido, pues tenía un hambre canina… ¡Qué señoritas más guapas y estupendas he tenido! A algunas las entendía poco, pues mi idioma nativo es el español y, al ser algunas germanas o austríacas, el alemán lo veo un tanto difícil; pero su amor y alegría sí que me lo han sabido transmitir íntegramente. Ese es el idioma universal o esperanto auténtico que debería usarse cotidianamente en todos los ambientes y naciones. Hasta me he podido bañar muchas veces, como Dios me trajo al mundo. Me gusta tanto el agua…; como a cualquiera de mis compañeros, claro. Me han tratado y tratan tan bien en ésta, mi segunda casa…

 

Y llegó el 10 de septiembre, lunes, fecha marcada en el calendario escolar andaluz para que comenzasen todas las clases en los colegios de infantil y primaria. Para mí fue un día especial, pues al ser el primer día de cole (“el de los mayores”, aunque sea yo uno de los más pequeñitos, ya que entro a primero de infantil de tres años, a pesar de que solamente tengo dos, pues mi cumpleaños es casi en Navidad) podíamos ir con nuestros padres todos los alumnos, ya que era una jornada de puertas abiertas y ellos dos permanecieron conmigo todo el rato. Qué bien me lo pasé pintando con la tiza en el encerado y montándome en todos los cacharritos que allí hay bajo el hueco de las escaleras; aunque la moto y la bici siempre serán mis favoritas ya que sé montarlas, pues tanto mi abuelo paterno como mis “abus “ maternos me las regalaron, respectivamente, desde bien pequeñito…

En la etapa psicológica que me encuentro, ya lo entiendo todo en español; incluso en francés, que es la lengua con la que mi madre se dirige a mí, pues quiere regalarme dos idiomas nativos hasta que pueda aprender, otro par de ellos más (inglés y alemán). A los chicos (y las niñas) de hoy en día nos quieren convertir en políglotas y vaya si lo van a conseguir nuestros papaítos… Luego que no se quejen, si nos vamos surcando los aires a cualquier parte del mundo, a hacer nuestra vida lejos de ellos; aunque ahora no quiero ni pensarlo. Con lo mucho que los quiero, se me parte el alma y me pongo a llorar como una magdalena… No nos pongamos tristes.

Sigo contando lo bien que me lo pasé en mi nuevo cole (CEIP Huerta de Santa Marina), pues me ha tocado un señorito o maestro muy cariñoso, que tiene el mismo nombre que mi abuelito materno, que también fue maestro y por el que siento un cariño especial.

Todo ha ido a las mil maravillas este primer día, aunque estoy un tanto nervioso de pensar cómo se irán desarrollando los siguientes días en los que tengo que hacer una adaptación horaria (sin la presencia física de mis padres); y, luego, ya ponerme en la fila y funcionar como un parvulito en toda regla. Espero hacerlo bien, pues todos los días estoy aprendiendo muchas cosas nuevas y mis compañeros me quieren mucho. Yo también a ellos, aunque sea torpe en expresarlo. Ya nos vemos por la calle y nos llamamos con nuestro nombre de pila. Yo, como soy bastante tímido, me quedo callado; pero, en cuanto tengo confianza, repito como un lorito o mono sabio todo lo que me dicen y lo sé aplicar en diferentes y variadas situaciones. ¡Qué bonito es el mundo y la vida cuando se tiene la suerte de tener esta familia que me quiere tanto y estos compañeros, maestros y amigos, que tanto me enseñan y comprenden! Otro día seguiré contando mis peripecias de educación infantil. Prometo que serán interesantes y divertidas.

Au revoir! (No es por nada, sino simplemente por hacerle un guiño a mi madre, que está haciendo tanto esfuerzo por enseñarme este idioma tan musical y agradable).

¡Cómo me gustan las galletas y las “abalenas” o “adalenas” (magdalenas) que me da mi abuelita, que tiene nombre de flor, el mismo que mi mamá…!

¡Ah!, se me olvidaba. Mi nombre es el del primer santo inocente del que habla la Biblia…

Sevilla, 20 de septiembre de 2018.

fernandosanchezresa@hotmail.com

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