Las islas inventadas, 03

Por Manuel Jurado López.

 

XI

Pocas cosas necesita la noche

para encender su enjambre de luciérnagas

en el bosque colgante del espacio.

 

XII

Jardines modernistas, descuidados,

blancas escalinatas

de mármol fúnebre

donde dejan los pájaros marinos

los cuadernos de sus navegaciones.

Dentro están los fantasmas de la vida,

los cofres sin alhajas,

las huellas de los besos vegetales,

de las largas traiciones

bordadas con el punto de cruz,

encerrados bajo siete silencios.

 

XIII

Ciudades interiores

que crecen como niños

escuálidos y lentos,

ciudades diminutas

dibujadas en libros

de anónimos autores.

Frágil arquitectura

como cristal de conchas,

ciudades asomadas

al verde corazón

de las praderas.

 

XIV

Es como la dulzona

salmodia de profetas:

lluvia que empapa

palacios y laureles

y llega a las raíces

del árbol de camelias,

y besa los mohosos

rostros de las estatuas

que rodean las pérgolas

cubiertas de rosales.

 

XV

Ah, sí, aquí están los amigos

de las palabras huecas,

de vistosas colonias de adjetivos

y esqueletos parlantes,

las bandadas de aves

que buscan los pequeños

crustáceos escondidos:

el festín de las aves

en los restos de espejos

quebrados por las olas,

en las páginas verdes de los libros.

juralopez42@msn.com

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