Por Pedro Pablo Vico Robles.
Tu agua pasa,
salta y suena,
entre los cantos de piedra
de la verdosa ribera.
¡Tu agua siempre es distinta!
Alegre, corre bravía,
entre arbustos y zarzales,
silenciosa y escondida.
¡Tu agua es hermosa y limpia!,
tumultuosa y serena,
don de la naturaleza.
Bendita felicidad
de plantas y animalillos,
que, humildes, pasan ocultos,
y descansan junto a ella.
Tan solo los viejecitos,
poetas o enamorados
se acercan para escucharla,
para admirar su belleza…