Por Dionisio Rodríguez Mejías.
5.- Alborotos en la calle.
Aunque estaban echadas las cortinas, de pronto se vieron centellear las luces giratorias de los jeeps de antidisturbios. Parecían relámpagos. Aullaron las sirenas y el rumor de las conversaciones bajó de forma considerable. La esposa de Santamaría se levantó y pidió permiso para hacer una llamada telefónica.
—Disculpadme. Estaré más tranquila sabiendo que ha llegado.