Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.
La continuidad de la vida se materializa en el legado de nuestras obras. Si son obras escritas se puede alcanzar la inmortalidad. Y si se trata de poesía se puede llegar a lo sublime. Eso lo entiende muy bien Ramón Quesada en este artículo, que hace un juego de malabares, cual si fuera encaje de bolillos, armonizando vida y muerte. De los poetas, claro, que son los únicos que dan vida a la muerte. Y viceversa.