Pedro Pablo Vico Robles.
Por la vereda, camino
en risueña primavera.
¡Hermosa está la pradera,
cuando con gozo la miro!
Veo arbolillos con nieve
de sus albas florecillas,
y el prado, tan refulgente,
de abundantes margaritas.
Y todo…, explosión de vida,
de color, de fantasía,
de sol, de cielo, de luz,
que arroban el alma mía.
¡Deslumbrante la pradera,
cual preciosa damisela!
Por las huertas de Legazpi,
soñando en la dulce infancia,
encuentro bellas quimeras…