Gloria a la Safa

Por Rafael Hinojosa Serrano.

Hoy, 30 de enero, la Safa alcalaína iniciará su programa conmemorativo del 75 aniversario, que irá desgranándose a lo largo y ancho de todo el 2015. Testigo de ello será un Teatro Martínez Montañés que, sin duda, estará abarrotado. Así como suena: 75 años de siembra y de cosecha, 75 primaveras en el campo de la educación y la enseñanza, 75 dianas en el corazón del alma de este pueblo.

Quiero entonar el «Gloria in excelsis» para esta institución educativa que fue piedra angular en la 2.ª mitad del siglo XX y que continúa siendo la brújula de cientos y cientos de alcalaínos, desde que la mano del P. Villoslada sembrara la siembra que terminó dando el mil por uno.

1940

7 de enero, festividad de la Sagrada Familia. Se inauguran las Escuelas de la Safa de Alcalá la Real. Aquellas que el pueblo bautizó como “Las escuelas nuevas”. Un hombre singular, el maestro Garrido, fue el primer centinela de aquella misteriosa aventura. Dos clases de Primaria en aquella Alcalá de posguerra con el hambre en los talones y la ignorancia a cuestas. Pero la Safa iba a empezar su brillante historia, preñada de maestros que dedicarían su juventud, su magisterio y su evangelio. 9 años después se iluminaba Fuente Álamo con una escuela rural. El sueño de una realidad pasó a ser la realidad de un sueño.

1952

1 de mayo. Allí estoy, en la fila tercera, cantando «Del Llano hasta la Mota, sólo se escucha un cantar: Jesús es rey de las Escuelas, Jesús es rey en Alcalá». Con un babi roto y un joyo de pan sin aceite. Sabañones, pan de pastor del Paseo de los Álamos y las moras de moral de aquel fielato, justo donde ahora señorea la figura de Pablo de Rojas. Mis 8 años no lo entienden muy bien, pero habla un señor que era el ministro (Ruiz Jiménez) y que dijo que «En las cosas de Dios, quien no está loco no está cuerdo».

1954

Úbeda. Aquel colegio grande ‑y gran colegio‑ que en el páramo educativo andaluz nos redimió a muchos a través de la educación y la cultura y nos hizo ser algo –bastante mejores. Este es mi origen del que no quiero renegar y que preside todo mi currículo posterior. Este es mi público agradecimiento a una Institución que fue, proféticamente, providencial. Esta es la confesión de mi impagable deuda personal que siempre reconoceré y agradeceré, junto a la de mis padres.

Anoto estos breves apuntes personales, porque son comunes a muchos alcalaínos de la década 50‑60 del pasado siglo, conformando así un modelo Safa que fue signo de identidad y garantía de calidad, en aquella Alcalá de miedos y de silencios, de fantasmas y de pucheros.

1988

Muere el P. Villoslada y escribo un Réquiem, en donde defiendo la idea de recuperar la figura del jesuita fundador. Permitidme que recuerde algún párrafo como primer homenaje:

«Eran tiempos difíciles para Andalucía, región dormida entre el caciquismo cortijero y la farándula franquista. Y la Safa creció como aquel grano de mostaza. La siembra de Alcalá y Villanueva se hizo oración en Úbeda, olivo en Villacarrillo, sol en Écija, tronco en Córdoba, arboleda perdida en El Puerto, sal en Cádiz, silicosis en Riotinto, penumbra en Baena, Yedra en Granada, remanso en Montellano, fiebre en Osuna, convento en Los Gazules, taranta en Linares y mostaza en Andújar».

Esa fue la Safa histórica (1940-1965), aquella que regó los campos andaluces de savia nueva. Ahora es otra Safa. No digo mejor ni peor; digo otra. Aquel espíritu fundacional, lógica y necesariamente, se ha ido adaptando a estos tiempos nuevos, en donde brilla la luz de la democracia frente al oscurantismo de aquellos años.

2015

Imposible enumerar en un artículo periodístico la extensa oferta educativa, cultural y social de la Safa alcalaína: 1.110 alumnos, 76 profesores y 14 administrativos y de servicios. Un recorrido que se adentra en todos los itinerarios de la enseñanza primaria y secundaria; que deriva en los bachilleratos de ciencias‑tecnología y humanidades‑sociales, que enciende la llama de una enseñanza profesional cíclica y diversificada, desde la fabricación y el montaje hasta las instalaciones electromecánicas; una vena que se inyecta en los estudios de auxiliar de enfermería, la gestión administrativa y las finanzas… Un extenso programa que se complementa con el aula matinal, el comedor y la escuela hogar, los jóvenes solidarios y el voluntariado social. Un largo viaje intelectual con los centros Trinity Collage, Oxford University, Lenguas Modernas, Gymnasium Kirchseeon…

Suma y sigue con la escuela de padres, los planes de innovación y empleabilidad, las mini‑empresas educativas, la escolanía coral, el grupo Qalat o la revista escolar y el concurso literario.

La página se acaba. Pero hay que añadir todavía su currículo de colaboraciones, como la Universidad de Mayores (Concejalía de Cultura y Universidad), la Educación vial (Ayuntamiento) o el Plan para la  Seguridad Escolar (Guardia Civil)…

Este es el dibujo de un centro educativo enraizado en un pueblo que ‑orgullosamente‑ lo reconoce como símbolo y reto, como camino y emblema, como antorcha y brújula. Esta es la Safa que va a pregonar su 75 aniversario. La Safa que tiene la Medalla de Oro de la ciudad y la que el próximo 26 de febrero recibirá el Premio Hércules de Cultura y Educación… Hoy recibirá el regalo de todo un pueblo: un ramo de 75 rosas. Por todo ello y por tanto… ¡Gloria a la Safa!

donrafael@andaluciajunta.es

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