Ana Alcaide, nuevamente en Úbeda

Por Fernando Sánchez Resa.

Mientras la mansa lluvia regaba calles y campos ubetenses, cual memoria sefardita derramada, el recuperado espacio de la Sinagoga del Agua acogía (por segunda vez, al agotarse rápidamente las entradas del primer concierto), a una artista madrileña, afincada en Toledo (desde donde recibe su especial inspiración), que en el XVIII Festival de Música Antigua Úbeda y Baeza debutó a una hora muy especial: a las 23:59 del pasado sábado.

Ana Alcaide y su grupo han deleitado al expectante público venido de Málaga, Consuegra… y de la ciudad patrimonial que la acogía, mediante un concierto intimista, haciendo una sutil miscelánea de los temas incluidos en sus tres discos editados, recreando un emocionante viaje (musical e imaginario), en el que sus melodías lo ha transportado a Turquía, Grecia, Suecia, Toledo… provocando (con su voz e instrumentos musicales) emociones y sentimientos que cualquier ser humano albergamos en el hondón de nuestra alma. El instrumento musical estrella ha sido su nyckelharpa sueca de la que es divulgadora y pionera en nuestro país…

Entre canción y canción, Ana nos ha contado muchas cosas: que éste era el último concierto de esta temporada; que tiene sorpresas para el año 2015, pues quiere colarse en campos musicales distintos de los que hasta ahora ha destacado; que en febrero va a sacar un nuevo disco con inesperadas sorpresas…

Es admirable la constancia y la seguridad en sí misma que esta artista trashumante tiene, a la que conocí hace años en su Toledo de adopción, tocando por las calles próximas a la catedral y vendiendo su primer disco, siendo una artista hecha a sí misma que no le ha importado trasladarse a Suecia para seguir aprendiendo a tocar su mimado instrumento, para luego adaptarlo a las melodías y sensibilidades de nuestro amado sur…

Andrea Pezzini, como principal impulsor de este segundo concierto, en su comienzo, dirigió al público unas sencillas palabras resumiendo la trayectoria de este mágico lugar, salvado milagrosamente de la promoción inmobiliaria a la que iba destinado por la familia de Fernando Crespo que ha sabido y querido rescatar, dándole nueva vida, como espacio particular que se autofinancia con visitas guiadas, celebraciones de conciertos, eventos judíos, presentaciones de libros, etc.

La mágica noche musical, que duró hora y media, finiquitó con un bis de regalo: La luna sefardita y la venta directa de sus tres tesoros musicales editados que llevaba en su preciado cofre, charlando con el público que se acercó a conocerla de cerca. Lo que perdurará, por mucho tiempo, en el imaginario de los incondicionales espectadores que marcharon (más que satisfechos) a sus querencias o aficiones de fin de semana, llevándose en sus alforjas ecos y resonancias de músicas sefarditas, evocadoras y tristes, aunque siempre tendrán presente con qué ilusión conservaron la llave de su casa toledana, sus antiguos pobladores (hace más de cinco siglos), y cómo la han ido transmitiendo, al igual que nuestro idioma y sus tradiciones, a sus descendientes ante la incumplida esperanza de retornar a su Sefarad, tan amado y rechazado a la vez…

Úbeda, 13 de diciembre de 2014.

 

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