(Francisco de Goya)
Por Juan Antonio Fernández Arévalo.
Durante la década de los noventa, empieza a aflorar una compleja enfermedad en Goya, cuyo origen es incierto (sífilis, enfermedad cerebral o psíquica, problemas circulatorios…), aunque conocemos sus síntomas y resultados: ruidos en la cabeza, alucinaciones, pesimismo, depresión y sordera, esta última, la más conocida al haberle puesto, años más tarde, el nombre de “La quinta del sordo” a la casa o finca donde se refugiaba para pintar.