Y es Úbeda…

Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.

Con este artículo, Ramón Quesada nos mete en la feria de Úbeda, que viene a celebrarse del 28 de septiembre (san Miguel) al 4 de octubre (san Francisco de Asís). En él nos describe el ambiente bullanguero que impera en estos acontecimientos festivos, de unos días de asueto en nuestras actividades cotidianas y nos hace partícipes del ánimo que, sin duda, él vivía con la mayor participación y entrega: copas, piropos, pasacalles, inicio de idilios… Hace treinta y ocho años (antigüedad del escrito) aún no quedaban tan lejanas aquellas ferias de su juventud, en las que sobresalía la “feria del ganado”, que Ramón no olvida; pero que, en la fecha del artículo, ya habían quedado definitivamente reemplazadas por la feria de la maquinaria.

Úbeda, por obra y gracia de las tradiciones, vuelve a estar de feria. Vientos de otoño han traído de nuevo la brisa pura de unos días de grandes encantos, sin nostalgias y pesimismos. Vuelve a caballo de un ambiente pop, que durante una semana ‑más o menos‑ liberará la vida local de la contaminación sicológica de las prisas y escaramuzas de nuestros días. Sobre todo, de sucesos políticos; angustiosa vanguardia en este “dulce y evocador” mundo.

Úbeda va a poner nuevos paisajes inventados, llenos de un castizo colorido y de una luz incisiva de acontecimientos de auténtico corte filosófico y modernista. (Son exigencias del mundo joven para “amargura” del viejo. ¡Así es la vida!).

Ahora los “edificios” de madera (barracas, antes), levantados para el recreo y la diversión, serán el pomposo acicate que reúna a la más diversa y heterogénea comunidad social. L… “monstruos” estridentes con caparazón de hierro y altavoces vocingleros; carreras maratonianas “contra viento y marea” al rescate de una silla en la churrería. La realización esquematizada de algo así como una puerta de deseos, abierta al sanatorio verbenero donde se rompen los suspiros y nacen las ilusiones. El abrazo del amigo y la invitación a una copa en el bar de la esquina; a la tramitación del corretaje por un tractor (hace años diría “por una mula”); el plato especial de la casa, porque es san Miguel. Y será la prolongación de las manifestaciones de las risas, y del piropo gracioso lanzado hacia la cara bonita de una paisana vestida de gitana a la moderna: con los volantes por encima de la rodilla; y es la espiritualidad inadvertida de un beso a la generosidad de un pueblo que se “cede”; y es el ir y venir de aventuras amorosas que terminan en agradable idilio y ‑¡quién sabe!‑, en el “lazo” del matrimonio. Y es la tremenda y preocupante carga de un anticipo que se volatiza a las primeras de cambio. Y es la feria de mi pueblo el cambiar de carácter y hacer locuras extrañas autorizadas sólo de año en año; y es el “fastidiar” al prójimo con los hervores de la alegría sana, provocada por una copilla de más que nos tonifica primero y nos “liquida” después; y es la feria de Úbeda las dianas mañaneras que rompen el alba ‑y los sueños con las notas vibrantes de un pasacalles de los maestros Sánchez Plaza o de Herrera Moya‑; y es el grito multitudinario de «¡Oh!», cuando sorbiendo los vientos ‑que huelen a churros y a patatas fritas‑ el cohete, mensajero de noticias, se eleva de la prisión del cohetero con la alegría del recluso evadido; y es el orgullo de Ruanillo vestido de gigante cabezudo, cuando baila con mucha pompa delante de la torre del reloj, aplaudido por la chiquillería que delira de entusiasmos y nos deja en los pies el martirio del pisotón; y son los gitanos en los portalillos de la plaza del General Saro comiendo pipas, mientras llega el camión de la cerveza o del carbón para ganarse el jornal (los gitanos de antes se ganaban el sustento arreando las bestias calle arriba y calle abajo, mientras el futuro comprador ‑desconfiado‑ ponía cara de circunstancias).

Y es Úbeda, en estas fechas, el refrescante olvido de la rutina cotidiana para solidarizarse, en convivencia que hermana, con los de adentro y los de afuera; y es… y es…

Así es Úbeda ‑y termino‑: siempre un acontecimiento actualizado que remoza nuestro “aire” por unos días: del 28 de septiembre al 4 de octubre.

(28‑09‑1972).

almagromanuel@gmail.com

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