¡Oh, belleza!, ¡oh, Dios!, ¡qué desvarío!,
crisol de los colores del ocaso,
campo de amapolas, rojo vivo,
oro y carmín, azucena y morado…
Esta postal de Amor, de poderío,
óleo bellísimo, impregnado
de destellos prístinos, divinos;
este lienzo de arte y colorismo…
colma de gozo el corazón mío,
cuando miro al poniente, embelesado.
Ocaso en Granada.