(Johannes Vermeer)
El cuadro que presentamos, como tantos otros, ha recibido diversos nombres: “El arte de la pintura”, “El estudio del pintor”, “El pintor en su estudio” o “La alegoría de la pintura”, sin que tengamos la certeza de recoger, con esos títulos, la verdadera idea, el auténtico objetivo del artista. Norbert Schneider[1] ha desarrollado una tesis fundamentada, según la cual nuestro pintor tenía una intencionalidad histórico‑política que comentaremos más adelante.